El que tiene verdadera y perfecta caridad, no se busca a sí mismo en cosa alguna; más sólo desea que sea Dios glorificado en todas las cosas. De nadie tiene envidia, porque ama algún placer particular, ni se quiere gozar en sí; más desea sobre todas las cosas gozar de Dios. A nadie atribuye ningún bien; más refierelo todo a Dios, del cual, como de primera fuente, emanan todas las cosas, y en quien finalmente todos los santos descansan con perfecto gozo. ¡Oh quién tuviese una centella de verdadera caridad! Por cierto que sentiría estar todas las cosas mundanas llenas de vanidad
Imitación de Cristo (Tomás de Kempis)
