Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
— haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
— que tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
— para que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
— y presérvanos de todo pecado