Aleluya, aleluya. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!». Aleluya.
EVANGELIO
Lc 9, 1-6.
Los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-17
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel. 6 Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. 7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
8 Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, 9 según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; 10 la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. 11 Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. 12 Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. 13 Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. 14 Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. 15 Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, 16 y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. 17 Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Palabra del Señor