Oh Dios, que con la enseñanza de san Cirilo, obispo de Jerusalén, has conducido admirablemente tu Iglesia para penetrar en profundidad los misterios de la salvación, concédenos también a nosotros, por su intercesión, avanzar en el conocimiento de tu Hijo para poseer la plenitud de vida. Por nuestro Señor Jesucristo