Omnipotente y eterno, que con maravillosa provindencia dispones todo, te suplicamos humildemente: haz que la santa tierra de Palestina -en la que tu único Hijo con indecible amor llevó a cumplimiento los santos misterios de nuestra Redención-, preservada de toda adversidad, por intercesión de la bienaventurada Virgen María, Reina de Palestina, se consagre con total entrega al testimonio de tu divina majestad. Por nuestro Señor Jesucristo.