Rasizmo viologico



El caso del f3minysmo heg3m0nico de
género, exitosa expresión contemporánea del
izquierdismo cultural. Para este, el problema de lo
masculino y lo femenino está en que establecen,
por la misma índole de sus diferencias (biológicas,
psicológicas, sociales), roles diferenciales. Esta
vinculación se leerá como <opresión> y, mientras que cualquier desventaja relativa del s3xo femenino se explicará necesariamente a partir de esta <opresión patriarcal>, cualquier ventaja empíricamente constatable será debidamente silenciada o leída como una <astucia> del sistema. En consecuencia, el problema de la existencia de lo masculino y lo femenino será el problema de la existencia de hombres y mujeres como naturalezas vinculantes y mutuamente necesitadas. De ahí que el izquierdista cultural termine reduciendo el complejo campo de la secxualidad a sus dimensiones meramente culturales: la célebre categoría del <género> cumplirá maravillosamente esta función. Porque si se privara al izquierdista de este reduccionismo culturalista, automáticamente esta desigualdad horizontal dejaría de ser mera diferencia inconexa y mutable, para tornarse esencial y polar: mostraría a la mujer y al varón imbricados en una naturaleza que reviste fuerzas determinantes. Horizontalmente, estos habrán encontrado que son parte de algo más que una simple <diferencia>: serán partes de un vínculo. El derechista reconocerá esta vinculación entre

distintos pero complementarios, apostará por su
armonía y eventualmente procurará protegerla
Pero, en el izquierdista, esa atadura atrae el temor de que este tipo particular de desigualdad horizontal también implique una forma de desigualdad vertical. En tal caso, podrá haber algo más que una <asimetría>: serán partes de una jerarquía. Mujeres y varones no solo serán inferiores y superiores en cuestiones que no han decidido: serán inferiores y superiores en características creadas para sus relaciones mutuas. El miedo al vínculo y el miedo al dominio descansan en la suposición de que no existe
otra forma de relación diferencial y asimétrica más
que la dominación y la opresión. La cooperación
y la complementariedad orgánica se ocultan al
izquierdista. Por eso, el problema de la mentalidad de izquierdas no es el de la desigualdad y la diferencia entre personas: su problema es que las relaciones mismas se basen en la desigualdad y la diferencia (porque ambos opuestos están vinculados y son jerárquicos), y, peor aún, que esa diversidad de opuestos (en este caso sexvales) lleve a una unidad no solo beneficiosa sino necesaria para la relación plena de ambas partes. Lo que sigue es de suyo esperable: una narrativa racionalizadora que busque socavar todas estas diferencias, tanto sociales como biológicas, achacándolas a un <sistema de opresión> (el patryarcådo), que una vanguardia de iluminadas (la élite f3ministª) ha logrado divisar, trazando el camino de la <emªncipación>, que se anuncia como liberación tanto de las determinantes sociales como de las biológicas

*Esto es sencillamente una matriz política de izquierdas que puede ser llenada con cualquier cosa, incluso intercambiando los términos tal como habitualmente se disponen. Por ejemplo, bien podría considerarse que el tipo de relación que se construye entre varones y mujeres en realidad tiene al primero como oprimido y a la segunda como opresora. De hecho, esta ideología ha sido desarrollada por Esther Vilar, El varon domado (Barcelona: Grijalbo, 1973)

Ernest Gellner, Naciones y nacionalismo (Buenos Aires: Alianza Editorial, 1991), 91

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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