Yo adoro vuestro amantísimo Corazón, en compañía de vuestra santísima Madre y de todos los ángeles y santos, especialmente de los que han sido más devotos de vuestra Pasión; y os suplico me concedáis por los dolores que por mí padecisteis, la gracia de mi conversión, si ha de ser para gloria vuestra y bien de mi alma