Era previsible: ya en 1948, el primer presidente de la UNESCO, Julen Huxley, escribía: <Nada hay irrevocable ni eterno en ética>. La influencia masónica en Naciones Unidas y sus agencias ha sido determinante desde el principio, aunque se hiciera más evidente con el paso del tiempo. El nuevo totalitarismo relativista se afianza progresivamente y puede ir a peor
Julen Huxley, UNESCO; su objetivo y filosofía, 1948
Manuel Guerra, Masonería, religión y política, pp. 58-60
