La oración a san Miguel tiene una explicación histórica
Las oraciones tras la missa lecta ordenadas por su predecesor el papa Pio IX eran de ámbito esencialmente mariano. ¿Por qué, pues, el papa León XII se sintió obligado a añadir esta apocalíptica oración a san Miguel contra «Satanás y los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas»? En 1931, monseñor Carl Vogl (1874-1941) contaba la siguiente leyenda sobre el origen de esta invocación:
Una circunstancia bastante particular indujo al papa León XIIl a componer esta poderosa oración. Un día, tras celebrar la misa, se encontraba en una conferencia con los cardenales. De repente, se desplomó en el suelo. Fueron convocados varios doctores y uno encontró que no tenia pulso la escasa vida parecía haberse ido del frágil y anciano cuerpo. Repentinamente se recompuso y dijo: «Qué horrible visión he tenido». Habia visto las épocas venideras, los seductores poderes y los demoníacos desvarios contra la Iglesia en todas las naciones. Pero en el momento de mayor angustia, san Miguel apareció y envió a Satanás y su cohorte al abismo del infierno, Tal es la ocasión que causó que el papa León XIII prescribiese esta oración para la Iglesia universal.
Los críticos señalan que lo que monseñor Vogl cuenta en 1931 dista cuarenta y cinco años de la composición de la oración de san Miguel y su inclusión en la missa lecta en 1886. El hecho de que el papa León XII incluyese una plegaria específica a san Miguel para «nuestra protección contra la perversidad y las asechanzas del demonio» no necesitaba de una aparición mística al santo padre, Sin embargo, el cardenal Giovanni Battista Nassalli Rocca di Corneliano (1872-1952) afirmó haber escuchado esa misma historia del secretario personal del papa León XIII, monseñor Rinaldo Angeli (1851-1914) en repetidas ocasiones, Repetida muchas veces por el secretario de mayor confianza del santo padre, que estuvo su lado a lo largo de todo Su pontificado, monseñor Rinaldo Angeli. El papa León XIII tuvo, en verdad, una visión de espíritus demoníacos, que se estaban reuniendo en la Ciudad Eterna [Roma]. De esa experiencia -que compartió con el prelado y algunos otros en confidencia- tiene su origen la oración que quería que rezase toda la Iglesia. Esta fue la plegaria que recitó (la hemos oído muchas veces en la Basílica Vaticana) con una voz fuerte y poderosa, que resonó de manera inolvidable en el silencio, bajo las bóvedas del templo más importante de la Cristiandad
No sólo eso, sino que escribió un exorcismo especial, que se encuentra en el Rituale Romanum con el título Exorcismus in Satanam et angelos apostaticos. El pontífice recomendaba a sacerdotes y obispos que este exorcismo fuese recitado a menudo en sus diócesis y parroquias por sacerdotes que hubiesen recibido las pertinentes facultades de sus ordinarios. Sin embargo, y por poner buen ejemplo, él mismo la recitaba frecuentemente a lo largo del día De hecho, otro prelado, cercano al pontífice, solía decirnos que incluso en sus paseos por los Jardines Vaticanos, tomaba un pequeño libro-gastado de tanto uso- de su bolsillo y recitaba su exorcismo con una piedad ferviente y profunda devoción. El pequeño libro lo conserva una familia noble de Roma, a la que conocemos bien
El relato del secretario personal del papa León XII añade la «explicación histórica» de que «el papa tuvo una visión de espíritus demoníacos, que se estaban reuniendo alrededor de la Ciudad Eterna.» El secretario personal del papa observa que León XIII no sólo añadió la plegaria de san Miguel al final de la missa lecta, sino que también compuso un exorcismo más largo, en 1890, para ser usado por obispos y sacerdotes de todo el mundo. Este es el testimonio del secretario del papa -el hombre más cercano al corazón, a los pensamientos y a las palabras de León XIII en estos asuntos
Traducido al inglés por Bryan González en Pope Leo XII and the Prayer to St. Michael, de Kevin Symonds, Preserving Christian Publications, Boonville, NY 2018.
TAYLOR R. MARSHALL. INFILTRACIÓN, EL COMPLOT PARA DESTRUIR LA IGLESIA DESDE DENTRO
