Cuando Jesús, en un momento simbólico, establecia su gran sociedad, no escogió como piedra fundacional a Pablo ni a Juan, el místico, sino a un pedante, a un cobarde; en definitiva, a un hombre. Y sobre esa piedra edificó su Iglesia, y las puertas del Infierno no han podido con ella. Todos los imperios y los reinos han caido, a causa de su debilidad nherente y continua, pues los fundaron hombres fuertes, sobre otros hombres fuertes. Pero esa otra cosa, la Iglesia cristiana histórica, se fundó sobre un hombre débil, y por eso es indestructible. Pues no hay cadena que sea más fuerte que el más débil de sus eslabones
HEREJES. G.K. Chesterton
San Pedro, pintura de El Greco
