Por tanto, hemos de adherirnos a los que practican la paz con la piedad y no a los que desean la paz con disimulo, Porque Él dice en cierto lugar: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí (Is. 29, 1 3; Mc. 7, 6; Mt 15, 8); y también: Bendicen con la boca, pero maldicen con su corazón (Sal. 62, 5). Y de nuevo Él dice: Le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentian, pues sus corazones no eran rectos con él, ni se mantuvieron firmes en su pacto. Por esta causa enmudezcan los labios mentirosos, y callen los que profieren insolencias contra el justo (Sal. 31, 19). Y de nuevo: Arranque el Señor todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente; a los que han dicho: Engrandezcamos nuestra lengua; nuestros labios son nuestros, quién es señor sobre nosotros? A causa de la opresión del humilde y el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el Señor; le pondré en seguridad; haré grandes cosas por él. (Sal. 12, 4-6)
Clemente de Roma, Epistola a los Corintios
Padres Apostólicos Siglo I
