El verdadero sentido de esta palabra se entiende por fanatismo tomado en su acepción más lata una viva exaltación del ánimo fuertemente señoreado por alguna opinión o falsa o exagerada. Si la opinión es verdadera encerrada en sus justos limites entonces no cabe el fanatismo; y si alguna vez lo hubiere será con respecto a los medios que se emplean en defenderla; pero entonces ya existirá también un juicio errado en cuanto se cree que la opinión verdadera autoriza para aquellos medios; es decir que habrá error a exageración.
Pero si la opinión fuere verdadera los medios de defenderla legitimos y la ocasión oportuna entonces no hay fanatismo por grande que sea la exaltación del ánimo por viva que sea su efervescencia por vigorosos que sean los esfuerzos que se hagan por costosos que sean los sacrificios que se arrostren, entonces habrá entusiasmo en el ánimo y heroismo en la acción pero fanatismo no; de otra manera los héroes de todos tiempos y paises quedarían afeados con la mancha de fanáticos.
Tomado el fanatismo con toda esta generalidad se extiende a cuantos objetos ocupan al espíritu humano; y así hay fanáticos en religión en política y hasta en ciencias y literatura; no obstante el significado más propio de la palabra fanatismo no sólo atendiendo a su valor etimológico sino también usual es cuando se aplica a materias religiosas; y por esta causa el solo nombre de fanático sin ninguna anadidura expresa un fanático en religión; cuando al contrario Si se le aplica con respecto a otras materias debe andar acompanado con el apuesto que las califiquen así se dice: fanáticos políticos fanáticos en literatura y otras expresiones por este tenor
Protestantismo comparado con el Catolicismo y sus realizaciones europeas, Jaime Balmes. 1842
