cuya función era la de ejecutar las órdenes de detención emitidas por el Sanedrín (como ya hemos visto, Roma había dejado a los judíos el derecho de juzgar las causas atinentes a su religión, con el consiguiente derecho de detener, realizar castigos menores y hasta excomulgar). Esta policía dependía únicamente del tribunal supremo (es llamada por los Evangelios con la palabra ministros de los sacerdotes) y eran los servidores, esbirros o criados, según los textos evangélicos.
