“No mato, no robo, no hago nada malo; me comporto mejor que mucha gente, no dejo de ir a Misa los domingos”. Bien, pero ¿y lo bueno que se deja de hacer? ¿Los pecados de omisión? La tibieza se convierte en un proceso en donde la conciencia se va apagando poco a poco hasta llegar al punto donde ya no reclama, donde todo lo justifica, donde ya sólo se ve la propia conveniencia. Así, el tibio sólo se compara con los que considera peores que él; deja de mirar arriba, deja de tomar a los santos como modelo, se ampara en otra gran cantidad de tibios que considera buena gente, pero que no son santos
