La esclavitud

El santo de Montfort, compara la entrega, y esta amorosa dependencia, a una esclavitud y dice

Hay en este mundo dos modos de pertenecer a otro y depender de su autoridad: el simple servicio y la esclavitud. De donde proceden los apelativos de criado y esclavo. Por el servicio común, entre los cristianos, uno se compromete a servir a otro durante cierto tiempo y por determinado salario o retribución. Por la esclavitud, en cambio, uno depende de otro enteramente, por toda la vida y debe servir al amo, sin pretender salario ni recompensa alguna, como si él fuera uno de sus animales sobre los que tiene derecho de vida y muerte.

Hay tres clases de esclavitud: natural, forzada y voluntaria. Todas las criaturas son esclavas de Dios del primer modo: «Del Señor es la tierra y cuanto la llena». Del segundo, lo son los demonios y condenados. Del tercero, los justos y los santos.

La esclavitud voluntaria es la más perfecta y la más gloriosa para Dios, que escruta el corazón, nos lo pide para sí y se llama Dios del corazón o de la voluntad amorosa. Efectivamente, por esta esclavitud, optas por Dios y su servicio por encima de todo lo demás, aunque no estuvieras obligado a ello por naturaleza

Tratado de la Verdadera Devoción, nn. 69-76. San Luis Griñón de Montfort

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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