¿Cómo es nuestra oración?
Por falta de fe o porque la fe es muy débil
De todas maneras, no hay que olvidar que algunas ideas que vienen mientras rezamos han podido ser sugeridas por un espíritu del mal, o bien se han deslizado en la imaginación por el natural funcionamiento de los sentidos. Ninguna de estas distracciones, por vil y horrible que sea, es falta grave si la resistimos y rechazamos. Pero, de lo contrario, si la aceptamos con gusto o por falta de cuidado permitimos que crezca en intensidad durante un rato, no tengo la más mínima duda de que su fuerza puede llegar a aumentar de tal manera que sea fatalmente perjudicial para el alma.
Al considerar la gloria sin medida de la majestad de Dios, me veo obligado a pensar que si estas distracciones de la mente no son delitos punibles con la muerte, se debe sólo a que Dios, en su misericordia y bondad, no quiere exigir por ellas la muerte. Porque la malicia inherente a ellas las hace merecedoras de tal castigo, y ésta es la razón: no consigo imaginar como tales pensamientos aparecen en la mente de los hombres mientras rezan (es decir, cuando hablan con Dios) si no es por falta de fe o porque la fe es muy débil. Si procuramos no estar en Babia al dirigirnos a un príncipe sobre algún asunto importante (o con alguno de sus ministros en posición de cierta influencia), jamás debería entonces ocurrir que la cabeza se distrajera lo más mínimo mientras hablamos con Dios. No ocurrirá esto en absoluto si creyéramos con una fe viva y fuerte que estamos en presencia de Dios. Y Dios no sólo escucha nuestras palabras y mira nuestro rostro y porte externo como lugares de donde puede colegir nuestro estado interior, sino que penetra en los rincones más secretos y recónditos del corazón, con una visión más aguda que los ojos de Lince o y que ilumina todo con el resplandor brillantísimo de su majestad. No ocurriría, repito, si creyéramos que Dios está presente. Aquel Dios en cuya gloriosa presencia todos los poderosos del mundo, en toda su gloria, deben confesar (a no ser que estén locos) no ser más que despreciables gusanos
LA AGONÍA DE CRISTO
Por Santo Tomás Moro
#laagoníadecristo #tomásmoro
#ArquiSantiagoGT #ArzobispadoGT #celam
#IISínodoArquidiocesano
#PastoralVocacional #Vocaciones
#MinisterioSacerdotal
#SeminarioMayordelaAsunción #CaminemosJuntos
#retirodesacerdotes #Colegialidad #Eclesialidad
#Sinodalidad #PapaFrancisco #Audiencia #ObisposRD
#CED #SínododelaSinodalidad #familiaiconodesinodalidad
#WalkTogether #Synod2023 #Sinodalidad2023
#TodosSomosCLAR
