El filósofo estadounidense Michael Sandel (1953-) aborda la problemática mercantilista en ‘Lo que el dinero no puede comprar’ (2012) en el cual plantea dos preguntas centrales:
¿Todo tiene precio en el mercado? y;
Si la respuesta es afirmativa, ¿Es esto moralmente aceptable?
Algunos ejemplos aportados por Sandel incluyen pagos de presos que deseen celdas carcelarias más cómodas, U$$500,000 para adquirir la ciudadanía estadounidense, US$1 10,000-170,000 – precio actualizado – para alquilar un vientre en Estados Unidos y sumas de dinero variables para asegurar admisión a universidades de prestigio. Sandel responde negativamente a ambas preguntas. Los mercados deben tener límites morales porque su lógica transaccional terminará convirtiendo a las personas en productos no diferenciados y descartables. Además, creer que el mercado es el espacio excluyente para ejercer la libertad refleja un gran desconocimiento de las responsabilidades y potenciales consecuencias asociadas a su ejercicio. Una libertad sometida a las reglas del mercado donde predominen incentivos perversos puede derivar fácilmente en prácticas autodestructivas. La libertad conducente a la autodestrucción es una libertad deficiente porque nos impide desarrollar y expresar nuestro máximo potencial.
