Positivismo y darwinismo



Las principales críticas al idealismo provinieron del positivismo y darwinismo, corrientes naturalistas impulsadas por los avances científicos del siglo 19 que rechazaron las interpretaciones abstractas sobre la naturaleza y condición del ser humano. El positivismo teoría epistemológica elaborada por el filósofo francés August Comte (1798-1857) enfatizó exclusivamente la obtención de conocimiento fáctico y lógico a través de la experiencia sensorial. Comte desarrolló este sistema de pensamiento mediante una serie de ensayos entre 1830 y 1842 y un texto compilatorio titulado ‘Discurso sobre el espíritu positivo’ (1851) en el que celebró los rápidos avances científicos de la época y resaltó el carácter social de sus beneficios. Comte realizó la primera distinción explícita entre ciencia natural» y ‘ciencia con el propósito de librar a la última de toda carga de abstracción y su enfoque colectivo y puramente cientiífico dio origen a la sociología y las ciencias sociales’. Según Comte, para el positivista solo existen los hechos y lo único realmente verdadero es todo aquello que es útil. Esta posición pragmática y utilitarista es poco amable con el concepto de ser humano ya que lo despersonaliza y vuelve vulnerable a la instrumentalización.

El segundo gran golpe al idealismo y tercer punto de quiebre de la filosofía antropológica provino del evolucionismo, teoría desarrollada por el naturalista británico Charles Darwin (1809-1882). En su obra El origen de las especies’ (1859), Darwin introduce el concepto de competencia nat ural para explicar cómo las especies se desarrollan, sobreviven y adaptan en el ambiente. Sostiene que los individuos con mejor capacidad de adaptación tendrán mayor capacidad para reproducirse y generar descendientes que heredarán sus características genéticas y fenotípicas. La sobrevivencia de los más aptos será producto de este proceso de selección natural que se traducirá, a lo largo de las generaciones, en una población evolucionada. Debido a que las variaciones genéticas dentro de las especies son aleatorias, el darwinismo no es una teoría teleológica. Esto significa que no tiene una dirección y propósito determinados por lo que no puede ser aplicada como marco explicativo del desarrollo de culturas y sociedades humanas. Al plantear que todas las especies provienen de un ancestro común, el darwinismo biológico dinamitó la posición privilegiada del ser humano en el mundo de la creación y asestó un duro golpe a la doctrina cristiana. Actualmente, a pesar de algunas críticas legítimas y bien argumentadas que ponen en duda su validez, el darwinismo evolutivo ha devenido en religión secular, especialmente en comunidades científicas y académicas que interpretan cualquier cuestionamiento como un comportamiento anticientífico.

Uno de los principales críticos de la teoría darwiniana es el geólogo británico Stephen C. Meyer, quien sostiene que ciertas características del universo y de los seres vivos se explican mejor mediante la teoría del diseño inteligente que le adjudica a un diseñador – Dios – el rol de la creación. En La duda de Darwin’ (2013), Meyer señala la ausencia de registros fósiles transicionales entre los períodos precámbrico y cámbrico que fracasan en explicar la súbita aparición de formas de vida animal durante este último período. Otro problema surge con los registros genéticos que no explican satisfactoriamente las divergencias de las formas animales entre ambos periodos. El profesor de la Universidad de Yale y experto en informática David Gelernter recoge y expande la crítica de Meyer en un artículo publicado por el Claremont Review of Books en 2019. Gelernter reconoce la importancia de la teoría evolutiva para el desarrollo de la ciencia moderna, pero denuncia que su aceptación sin cuestionamientos condición sine qua non para desarrollar una carrera académica, constituye un obstáculo para el verdadero progreso científico.

August Comte, Discurso sobre el espíritu positivo
Charles Darwin. El origen de las especies
Stephen C. Meyer.

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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