Teología de la liberación
Viejos fantasmas… No es que crea en las brujas, pero de haberlas las hay… Este viejo dicho español me vino a la mente hojeando los periódicos italianos en los últimos meses. Mi incredulidad se fue trasformando paulatinamente en estupor al ver que un viejo fantasma emergía de las brumas de un pasado que yo pensaba fuese sepultado para siempre, hasta mostrarse en los titulares de los principales diarios, e incluso asomarse en las austeras páginas del Osservatore Romano, órgano oficioso della Santa Sede. Me refiero a la Teologia de la Liberación (Tdl), que saltaba de nuevo a la luz pública con un ciclo de conferencias realizado recientemente en Italia por nuestro compatriota P. Gustavo Gutiérrez Merino – tenido por muchos como el padre de la Tdl – junto al cardenal Gerhard Ludwig Müller que, además de ser discípulo de Gutiérrez, es prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ambos presentaron su libro <Dalla parte dei poveri. Teologia della liberazione, teologia della Chiesa>, escrito a cuatro manos en 2004. La primera edición en español, publicada hace diez años bajo el título <Del lado de los pobres. Teología de la liberación> (Lima: CEP-IB, 2005) pasó casi desapercibida en el Perú, y hoy ve la luz en traducción italiana buscando darle una «patente de legitimidad» a la Tdl, en la expresión del teólogo jesuita uruguayo Horacio Bojorge. Escribe el cardenal Müller: «La teología de la liberación ha encontrado eco mundial y se cuenta, a mi parecer, entre las corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX». En realidad, de la Tdl ya se hablaba en Roma con un nuevo tono al menos desde enero de 2011, cuando el obispo brasileño João Braz de Avis, hoy cardenal, fue nombrado prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Su Eminencia es, de hecho, un entusiasta paladín de esa corriente.
Por doquier se está proclamando el fin de la hostilidad entre Vaticano y la Teología de la Liberación. Pero eso no es todo. En un periodo en que, en la estela de la crisis económica mundial, se habla tanto de pobres y de pobreza, no faltan quienes querrían exhumar la Tdl, obviamente aggiornata, presentándola como una respuesta cristiana válida a supuestas situaciones de miseria y de opresión en América Latina y en otros lugares.
Mi pensamiento voló entonces a aquel 6 de agosto de 1974, cuando, no habiendo cumplido aún los diecinueve años, en la vieja camioneta de un amigo debí tomar precipitadamente el áspero camino del exilio. No volvería a ver mi país natal, el Perú, por más de tres décadas. ¿Qué me llevó a dar aquel paso? Como miembro fundador de la asociación Tradición y Acción por un Perú Mayor, había participado en 1973 en la amplia campaña de denuncia – que por lo que me consta fue la primera- contra la Tdl, cuyo lanzamiento oficial se diera poco antes en el mismo Perú con la publicación del libro <Una Teologia de la liberación, Perspectivas> del P. Gustavo Gutiérrez. El Perú atravesaba la fase más oscura de la dictadura marxista y filocastrista del general Juan Velasco Alvarado. Temerosos o incapaces de responder nuestras críticas, los alfiles de la Tdl mantuvieron un profundo silencio. El contraataque llegó de parte de los dispositivos controlados por el dictador, al cual eran muy cercanos. Un mes después del inicio de nuestra campaña, el órgano oficial del régimen publicaba dos páginas enteras contra Tradición y Acción.
En abril de 1974, el mismo dictador disparó contra «»esos señoritos de cuello y corbata y apellido largo que, usando adminículos, distribuyen su revista en las iglesias de los barrios ‘pitucos»». Se decidió entonces suspender prudentemente la campaña. El general Velasco Alvarado, por el contrario, no se detuvo. En un discurso televisivo a fines de julio, después de haber amenazado: «el gobierno no tolerará ninguna contrarrevolución», juró hacer «caer sobre tales personajes el peso de la justicia revolucionaria». Se había colmado la medida. En pocos días todos los miembros de la asociación debimos partir al extranjero, desde donde parecía más eficaz continuar la campaña contra el régimen marxista. El mayor de nosotros tenía veintidós años. Cinco meses después, en lo que pasó a la historia come el «limazo», los tanques T55 de fabricación soviética sofocaban en sangre una reacción popular de apoyo a la discriminada Policía Nacional, dejando sobre las calles de Lima casi un centenar de muertos e innumerables heridos. Era la «justicia revolucionaria»
Gianni VALENTE, Roma y la Teología de la liberación. Fin de la guerra, in «Vatican Insider-La Stampa, 26 junio 2013
Gerhard Ludwig MÜLLER, Un’esperienza liberante: Impulsi per la teologia euro- pea, in Gustavo GUTIÉRREZ y Gerhard Ludwig MÜLLER, Dalla parte dei poveri. Teologia della liberazione, teologia della Chiesa, Edizioni Messaggero-EMI, Padova 2013, p. 19
Alessandro SPECIALE, João Bráz de Aviz, il teologo della liberazione che riceve la berretta rossa, in «Vatican Insider-La Stampa», 6 enero 2014
Gustavo GUTIÉRREZ, Una Teología de la liberación. Perspectivas, Centro de Estudios y Publicaciones, Lima 1971. Nuestra respuesta: Teologia de la liberación, ¿marxismo para cristianos? «Tradición y Acción», Lima, diciembre 1973
La ultraderecha y SUS activistas, «La Nueva Crónica», Lima, 5 enero 1974, PP. 14-15
