Por qué el papa Benedicto XVI renunció al papado el 28 de febrero de 2013? ¿Y por qué un rayo alcanzó el Vaticano esa misma noche? ¿Fue impulsado por el escándalo del banco vaticano? ¿Fue un escándalo de tipo sexual que atania a los más altos cardenales? ¿Fue una crisis doctrinal? Todas estas dudas y preguntas se entrelazan cuando reconocemos un hecho sustancial y corroborado: la entrada de Satanás en la Iglesia católica en algún punto a lo largo del siglo pasado, o incluso antes. Durante un siglo, los dirigentes de la masonería, el liberalismo y el modernismo se infiltraron en la Iglesia con el fin de transformar su doctrina, su liturgia y su misión, de algo sobrenatural a algo secular. Los católicos se dan cada vez más cuenta del cambio de aires en la Iglesia católica. Algunos señalan al controvertido pontificado del papa Francisco. Otros, resaltan la confusión que rodea la renuncia de Benedicto XVI en 2013. Algunos están convencidos de que Juan Pablo II no fue el que pensábamos que era. La mayoría coincide en que el Concilio Vaticano II, el Novus Ordo de la Misa y el pontificado de Pablo VI trajeron una monumental confusión al seno de la Iglesia católica.
Pero ¿acaso cayó la primera pieza del dominó en 1962, con la apertura del Concilio Vaticano II? Yo sostengo que la raíz del problema se remonta a una agenda puesta en marcha más de cien años antes del Vaticano II. Se trata de una agenda para reemplazar la religión sobrenatural de Jesucristo, crucificado y resucitado, por la religión natural del humanismo y el globalismo. Recuerda a la elección primigenia de Adán y Eva para hacerse divinos a sí mismos tomando los frutos de la naturaleza, en lugar de arrodillarse para recibir los frutos sobrenaturales de la gracia divina, Lucifer también se rebeló contra Dios. En su orgullo, buscaba ascender hasta su trono, no compartiendo la vida sobrenatural de Dios, sino confiando en su propia naturaleza y, buscando la gloria, cayó en lo más profundo del abismo. Sobrenatural confiar en Dios que está por encima de lo natural- es cristiano. Naturalismo – confiar en nuestra naturaleza creada, sin la ayuda de Dios-es satanismo. La Iglesia católica está en crisis porque los enemigos de Cristo articularon sus esfuerzos para colocar a un papa al servicio de Satanás en la sede romana de San Pedro. Los enemigos de Cristo, desde Nerón a Napoleón, descubrieron que atacar o asesinar al papa sólo creaba mártires y un sentimiento de simpatía. Fue una estrategia fallida en todas las épocas. Así que, en su lugar, buscaron colocar a uno de los suyos en la cátedra de Pedro. Llevaría décadas, tal vez un siglo, crear seminarios, establecer a los sacerdotes, los obispos, los cardenales electores e incluso al papa o a los papas por ellos designados, pero valdría la pena la espera. Ha sido un plan lento, paciente, cuyo fin era establecer una revolución satánica con el papa como marioneta. Si no crees que Satanás existe, deja este libro. Es más, si crees que la Iglesia católica se puede purificar simplemente mediante la actualización de sus normas, políticas y procedimientos canónicos, te serán de poca ayuda el diagnóstico histórico y las soluciones propuestas en este libro.
San Pablo dijo: «Porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra principados contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos del aire». (Ef 6, 12). La crisis de la Iglesia católica nos habla de la intrusión de estos «dominadores de este mundo de tinieblas», y sólo puede ser purificada por la guerra santa contra el demonio. En una homilía en la fiesta de San Pedro y San Pablo (29 de junio de 1972), y en la conmemoración del noveno aniversario de su coronación como obispo de Roma, el papa Pablo VI lamentaba:
«Diríamos que, a través de alguna misteriosa grieta -no, no es misteriosa; a través de alguna grieta, el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia de Dios. Hay duda, incertidumbre disturbios, problemas, insatisfacción, confrontación».
Este testimonio de Pablo VI reconocía, no solamente que la Iglesia católica había experimentado una secularización, sino que el humo del propio Satanás había entrado en la Iglesia a través de una grieta. ¿Qué es este humo satánico? En la Sagrada Escritura, la palabra «humo» es utilizada alrededor de cincuenta veces. En casi todos los casos, la palabra se refiere al culto litúrgico del Dios de Israel mediante el humo del incienso y el humo del animal sacrificado como «víctima de suave olor» (Sir 38, 11). En un caso, el término «humo» es utilizado para hablar sobre el exorcismo de un demonio: «El olor del pez expulsó al demonio, que huyó volando hasta la región de Egipto. Rafael salió inmediatamente tras él y lo retuvo allí, atado de pies y manos». (Tob 8, 3). Cuando Isaias entra de manera mística en la morada celeste de Dios, hace particular mención de que «el templo estaba lleno de humo’ (Is 4). Por último, el libro del Apocalipsis detalla las columnas de humo dentro del Santo de los Santos: «Y subió el humo de los perfumes con las oraciones de los santos de mano del ángel a la presencia de Dios» (Ap 8, 4). La Escritura, pues, asocia de manera universal el humo con la adoración y la presencia de Dios. Por qué, entonces, habla el papa Pablo VI del humo de Satanás? Aunque el humo es casi siempre signo de santidad, sacrificio y adoración, en el libro del Apocalipsis encontramos varias excepciones. Observamos cómo, en repetidas ocasiones, Satanás se hace pasar por Dios, del mismo modo que los magos egipcios trataban de imitar los milagros de Moisés. Por ejemplo, el Apocalipsis presenta una perversa trinidad satánica compuesta por el diablo, un anticristo y un falso profeta. En lugar de una Santa y Virginal Iglesia esposa de Cristo, Satanás establece a una Prostituta de Babilonia montando al anticristo.
Así como vemos el sacro humo del incienso en el capítulo octavo del Apocalipsis inmediatamente después, leemos acerca del humo demoníaco de Satanás, en el noveno capítulo: «Y vi una estrella caída del cielo a la tierra. Y le fue dada la llave del pozo del abismo, y abrió el pozo del abismo; y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y se oscurecieron el sol yel aire por el humo del pozo. Del humo salieron langostas hacia la tierra, y les fue dado poder como el poder que tienen los escorpiones de la tierra» (Ap 9, 1-3). Este es el «humo de Satanás» al cual se refería el papa Pablo VI en 1972. Satanás es «la estrella caída del cielo a la tierra». Así como Simón recibió un nombre nuevo (Pedro) y recibió «las llaves del reino de los cielos» (Mt 16, 19), también el diablo recibió un nombre nuevo (Satanás) y recibió «la llave del pozo del abismo» Ambos, Pedro y Satanás, recibieron nombres nuevos y el poder de las llaves. Satanás es, por tanto el papa de los malditos. Que Satanás sea el papa, o padre, de los malditos, se puede deducir de la advertencia de Cristo a los fariseos: «Vosotros sois de vuestro padre el diablo». El ministerio católico del papado se origina en san Pedro. Después de que Cristo preguntase a los apóstoles, «Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?», Simón responde: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». (Mt 16, 15-16). Cristo promete entonces a Pedro el oficio de administrador y ministro primado nediante el cambio de su nombre: «; Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16, 17-19). Los sucesores de san Pedro son esos papas que le sucedieron como obispos de la ciudad de Roma. Para entender completamente cómo este «humo de Satanás» entró en la Iglesia católica antes de 1972, bajo el pontificado de Pablo VI, debemos comenzar con la infestación de la Iglesia católica por el naturalismo institucional, lo que nos lleva al año de Nuestro Señor de 1859.
«Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. El era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira». Jn 8, 44.
TAYLOR R. MARSHALL. INFILTRACIÓN, EL COMPLOT PARA DESTRUIR LA IGLESIA DESDE DENTRO
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