Es durante el siglo 18, el Siglo de la Ilustración, que la idea de progreso comienza a posicionar, no al universo sino al ser humano como principal sujeto y objeto de estudio. Este enfoque antropocéntrico marca el gran quiebre entre fe y razón y acelera el proceso de secularización en Europa. Durante este siglo, que por convención histórica marca el inicio de la modernidad los escritos sobre el progreso se inspiraron en las obras aportadas durante la Revolución Científica. Durante este período, Europa experimentó un notable desarrollo científico, especialmente en los campos de la física, astronomía y matemática y esto generó un gran optimismo en las capacidades del hombre para descifrar los misterios de la naturaleza. Filósofos notables como Bernard de Mandeville (1670-1733) y David Hume resaltaron el carácter acumulativo del conocimiento científico y concluyeron que era imperativo progresar. De esta manera, el progreso gradualmente dejó de ser un medio para convertirse en un fin
Sobre la base de los argumentos elaborados por Fontenelle y otros modernos, los ilustrados concluyeron que mientras más sepamos, mejor estaremos y que por lo tanto, el presente siempre será superior al pasado. Bajo esta supuesta superioridad, poco ganamos mirando hacia el pasado y bien hacemos en mirar hacia el futuro. Salvo la creciente indiferencia por el pasado, los ilustrados no descubren nada nuevo. Simplemente elaboraron sobre los aportes de Agustín de Hipona quien orientó la mirada del progreso hacia el futuro. La diferencia entre el cristianismo y la Ilustración con respecto a la orientación del progreso radica en que los segundos migraron su posición desde la comparación hacia la predicción. El progreso deja de tener un norte definido, y si antes era concebido como consecuencia ahora es transformado en causa. Este giro es clave ya que sigue siendo la base de orientación del progreso de nuestros días. Va surgiendo así una constante necesidad de cambio y una creciente idolatría por lo nuevo. Las cosas son mejores simplemente porque son nuevas y esta mentalidad se consolida como otra gran obsesión de la modernidad.
Neo entes: Tecnología y cambio antropológico en el siglo 21. Miklos Lukacs de Pereny
