LOS TEMPLARIOS: ¿DUENDES O GIGANTES DE LA EDAD MEDIA?
Desde que el mundo es mundo, pero especialmente en los últimos tiempos, el hombre ha amado la literatura fantástica: la imaginación, utilizada noble y francamente, ha dado origen, no sólo a las novelas de Edgar A. Poe, Verne o Tolkien, sino a un sinfin de autores que han sabido entretenernos sana y sabiamente en los ratos de ocio que permite nuestra existencia. Sin embargo, como los actos humanos pueden tener más de un fin, no pocas veces se ha utilizado este género para imponer las ideas de la época o bien para hacer pasar por verdad una simple mentira. Hace apenas algunos años, con bombos, platillos y un enorme esfuerzo de la propaganda, la novela (y posterior película) El Código Da Vinci, tuvo récord de audiencia.
El film, por cierto, no hubiese tenido mayor acogida a no ser que, como se dio, se volcase a repetir las falacias políticamente correctas contra la Iglesia. En la obra, <sin pretensiones históricas> aunque siempre argumentando el <género fantástico>, todo gira en torno a un supuesto secreto guardado en La última cena de Da Vinci y custodiado por los Templarios desde la época de las Cruzadas; el <Santo Grial>, del cual se ha escrito tanto, no sería el cáliz usado por Cristo en la primera Misa de la historia, sino su secreta relación con la Magdalena… En fin, todo mezclado como en un licuado de frutas, se repiten allí las falsedades por cierto, para nada originales- que ya existían en los albores del cristianismo y fueron refutadas (y hasta previstas) con el correr de los años.
Los templarios emergían una vez más del silencio de la historia y esta vez al público en general, siendo no sólo los antecesores del Opus Dei, sino- palabras más palabras menos los antepasados de los masones, fundadores de la magia negra, descubridores de América, alquimistas, pederastas, etc. Faltaba nomás que fuesen los asesinos de John Lennon y los fundadores del rock and roll.. La literatura que los menciona, en realidad, no nació con la película citada, sino que abunda desde hace rato en las librerías de best- sellers y de pasatiempo. O más aún, sin levantarse del asiento podemos hacer la prueba en internet, donde aparecerán millones y millones de títulos que los mencionan. Pero, ¿quiénes eran estos <templarios>? Y en su caso, ¿a qué tanta historia? ¿Por qué tanto e enigma?
Anticipemos antes de resumir los acontecimientos, nuestra opinión: creemos que la historia moderna ha reducido a los templarios a los duendes de la Edad. Media, por dos razones: la primera corresponde al modo de vida y de santificación de la Orden, es decir, su vida religiosa era la vida militar (< Son a la vez más mansos que los corderos y más feroces que los leones, tanto que yo no sé cómo habría que llamarlos, si monjes o soldados>, diría el gran San Bernardo) y la segunda en cuanto al fin: la defensa de la Fe y de la independencia de la Iglesia frente al poder estatal- cosa que les costará la vida, como veremos.
Fuera de las acusaciones falsas que se encuentran aún hoy en el Talmud, en el mismo Evangelio se previene contra la mentira de los sumos sacerdotes que habían diseminado la noticia del <robo el cuerpo de Jesús> (Mt 28,12-15)
*El Opus Dei es una Prelatura personal de la Iglesia católica fundada en 1928 en Madrid, por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Su misión es la de ayudar a los fieles cristianos de toda condición a vivir coherentemente con la fe en medio del mundo y contribuir así a la evangelización de todos los ambientes de la sociedad, especialmente a través del trabajo ordinario
Entre las fábulas que se presentan, una es realmente desopilante; los templarios habrían sido los primeros descubridores del continente americano, de allí que, cuando Colón llegó con sus tres carabelas por estos lares, habría hecho coser en sus velas la cruz de los templarios, para que los aborígenes reconocieran a sus <antiguos amigos>.. Véase especialmente para ello el libro de Jesus mestre godes, Los templarios. Alba y crepúsculo de los caballeros, Península, Barcelona 1999, 287-298). De todos modos, esta peregrina idea tiene su partícula de verdad: hay un nexo importante entre las Cruzadas y Colón ya que el Gran Almirante no buscaba facilitar la compraventa de picantes – como nos quisieron hacer creer en la Escuela- sino hallar una ruta para que los Cruzados <tomaran a los moros por la espalda>. Esta es la explicación de las gloriosas cruces de las velas colombinas…
MARION MELVILLE, La vida secreta de los Templarios, Tikal, Girona 1995, 361 pp.
Régine Pernoud, Los templarios, Siruela, Madrid 1994, 223 pp.
Que no te la cuenten II: La Falsificación de la historia
