EL PAPA LEÓN XIII VE A LOS DEMONIOS REUNIÉNDOSE EN ROMA
Ya en 1859, el papa Pio IX decretó que se recitaran una serie de oraciones después de cada missa lecta o misa menor. Los sacerdotes y los fieles debían arrodillarse y rezar el Avemaría tres veces, seguido por la Salve y después una oración por la Iglesial. La razón Para añadir estos anexos a la misa es materia Para una teoría conspirativa pero, en este caso, se trata del reconocimiento papal de una «conspiración» del «socialismo y el comunismo, a las que hace referencia Pio IX en su encíclica Nostis et nobiscum:
Ahora bien, si los fieles, menospreciando los paternales avisos de sus pastores y los preceptos de la Ley Cristiana que acabamos de recordar, se dejasen engañar por los jefes de esas modernas maquinaciones y quisiesen conspirar con ellos en sus perversos sistemas del Socialismo y Comunismo, sepan y ponderen seriamente que están acumulando para sí ante el Divino Juez tesoros de ira para el día de la venganza; que entre tanto no conseguirán con esa cooperación ninguna utilidad temporal para el pueblo, sino que más bien aumentarán su miseria y padecimientos. Pues no es a los hombres a quienes compete establecer nuevas sociedades y comunidades opuestas a la condición de la naturaleza de las cosas humanas; y por eso, si semejantes conspiraciones, se extendieran por Italia, no conseguirían otra cosa que convulsionar el presente. Y completamente destruido el estado de las cosas, por las mutuas luchas de ciudadanos contra ciudadanos, por las depredaciones y muertes llegarían a enriquecerse y encumbrarse en el poder unos pocos a costa del despojo y la ruina total de mayoría
Estas conspiraciones de las que hablaba Pio IX sucedieron, como hemos visto, en 1870; su sucesor directo, el papa León XIII, tuvo una aparición que revelaba la profunda infiltración demoníaca y cómo esta se estaba instalando en aquel momento en la propia Roma. Según León XIII, esta infiltración satánica la estaban llevando a cabo «sociedades secretas» que fomentaban la adoración demoníaca y la rebelión. En su encíclica de 1886 Quod multum se refiere a este trabajo de infiltración:
Basta recordar el racionalismo y el naturalismo, esas fuentes mortales del mal cuyas enseñanzas están distribuidas libremente en todas partes. Luego debemos agregar los muchos atractivos a la corrupción: la oposición o la abierta deserción de la Iglesia por parte de los funcionarios públicos, la atrevida obstinación de las sociedades secretas, aquí y allá un plan de estudios para la educación de los jóvenes sin tener en cuenta a Dios
El papa León XII se lamentaría, más adelante, de que esta «conspiración» hubiera tenido lugar: «Por medio de conspiraciones, corrupciones y violencia ha llegado a dominar Italia, e incluso Roma». En vista de esta nueva infestación demoníaca, León XIII añadió en 1886 a la missa lecta una nueva plegaria a san Miguel, implorando al arcángel su ayuda en la batalla contra el mal. Es la misma invocación a san Miguel con la cual estamos familiarizados hoy en día:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio, Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica, Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
*Esta oración por la Iglesia de 1859 estaba compuesta por cuatro oraciones tomadas de la Missa B. Viriginis, la Missa pro remission peccatorum, la Missa pro pace y la Missa pro inimicis.
Pío IX, Encíclica sobre Iglesia y los Estados Pontificios Nostis et nobiscum, 8 de diciembre de 1849. Texto castellano extraido de https://mercaba.org/ PIO%20IX/noscitis_et_nobiscum.htm
León XIII, Encíclica sobre la libertad de la Iglesia Quod multum, 22 de agosto de 1886. Texto castellano extraidode https://diario7-archivos.blogs- pot.com/2000/01/enciclica-quod-multum-22-de-agosto-de.html
(Sancte Michael Archangele, defende nos in proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae caelestis Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute, in infernum detrude Amen)
