Transición

Transición

Así pues, la superación pneumatológica de la <letra> veterotestamentaria en el ministerio de la Nueva Alianza requiere siempre nuevos pasos de la <letra al espíritu. En el siglo xvi, Lutero, que se basaba en una lectura totalmente distinta del Antiguo Testamento, no fue capaz de dar ese paso. Por eso interpreta el culto veterotestamentario y el sacerdocio dedicado a él únicamente como una expresión de la <Ley>, Ahora bien, para Lutero la ley no era un camino de gracia de Dios, sino contrario a él, Por lo tanto, habia que oponer radicalmente los oficios ministeriales neotestamentarios al sacerdocio como tal.

En los años del Vaticano II este tema de la oposición entre ministerios y sacerdocio se hizo absolutamente ineludible, incluso en la Iglesia católica. De hecho, la <alegoría> en tanto que paso pneumatológico del Antiguo al Nuevo Testamento se convirtió en incomprensible. El decreto del concilio sobre el ministerio y la vida sacerdotales prácticamente no aborda esta cuestión, No obstante, en el período siguiente se ha apoderado de nosotros con una urgencia sin precedentes, transformándose en una crisis del sacerdocio que se prolonga hasta nuestra Iglesia de hoy.

Me gustaría ilustrar esta afirmación mencionando dos constataciones personales. El modo en que un amigo mío, Paul Hacker, ilustre experto en Indología, abordó este tema con su pasión habitual durante su conversión de un firme luteranismo al catolicismo ha quedado impreso en mi memoria. Para él los <sacerdotes> eran una realidad definitivamente superada en el Nuevo Testamento Con ardiente indignación, se oponía sobre todo a que en el término alemán Priester, procedente del griego presbyteros, continuara a pesar de todo resonando como de hecho sucede – el significado de <sacerdocio>, Ignoro de qué modo acabó logrando resolver esta cuestión

Yo mismo, en un congreso sobre el sacerdocio celebrado en la Iglesia inmediatamente después del concilio, me crei obligado a presentar al sacerdote del Nuevo Testamento como aquel que medita la Palabra, y no como un <artesano del culto>. Es cierto que la meditación de la Palabra de Dios constituye una tarea decisiva y fundamental del sacerdote de Dios en la Nueva Alianza. No obstante, esa Palabra se hizo carne. Meditarla significa también alimentarse de la carne que se nos entrega en la Sagrada Eucaristía como pan del cielo. Meditar la Palabra en la Iglesia de la Nueva Alianza equivale a abandonarse a la carne de Jesucristo. Este abandono implica aceptar nuestra propia transformación a través de la Cruz

Analicemos algunas etapas dentro del desarrollo concreto de la historia de la Iglesia. Se puede observar un primer paso en la institución de un nuevo ministerio. Los Hechos de los Apóstoles mencionan la sobrecarga de trabajo de los apóstoles quienes, además de su misión anunciadora y de la oración de la Iglesia, debían al mismo tiempo asumir toda la responsabilidad de la atención a los pobres. De ahí que los apóstoles decidieran consagrarse enteramente a la oración y al servicio de la Palabra. Para las tareas caritativas crearon el ministerio de los Siete, que más tarde se identificará con el diaconado. Por otra parte, el ejemplo de san Esteban demuestra que dicho ministerio no exigía una mera tarea práctica de naturaleza caritativa, sino también el Espíritu de la fe y, por la tanto, la capacidad de servir a la Palabra

Desde lo más hondo de nuestros corazones (Mundo y Cristianismo) Sarah, Cardenal Robert

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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