Primero por la proximidad de Dios, según el Salmo 144, 18: «Muy cerca está el Señor de todos los que lo invocan». Por lo cual nos dice en Mateo 6, 6: «Mas tú, cuando vayas a orar entra en tu aposento», a saber, el del corazón
Segundo, porque por la intercesión de los santos podemos obtener lo que pedimos, según Job 5, 1: «Dirigete a alguno de los Santos»; Santiago 5, 16: «Orad los unos por los otros para que seáis salvos»
Comentarios sobre el Padre Nuestro y los Diez Mandamientos. Santo Tomás de Aquino
