El proceso contra los Templarios: una farsa de la historia y la tarjeta de crédito medieval
Como decíamos más arriba, la independencia de los caballeros templarios y las donaciones recibidas, no caían bien al poder temporal: España Italia, Francia, Chipre, Jerusalén, Portugal…, no había lugar donde no poseyesen tierras, encomiendas y fortalezas, pues en todos ellos prestaban un verdadero servicio a la Cristiandad; con decir que sólo al momento de la supresión de la Orden, habia casi nueve mil encomiendas por todo el orbe. ¿Por qué tantos bienes? Porque como dijo Cristo, no sólo de pan vive el hombre; los templarios también necesitaban el pan de aquí abajo para mantener una milicia en permanente combate más allá del Mediterráneo; además, las peregrinaciones que comenzaban (o se daban) también en Europa, necesitaban de fortalezas para defensa de los caminantes
Testamentos, donaciones de particulares y hasta una colecta anual mandada por el mismo Papa para todas las diócesis de Europa, eran los modos de sustentar esa nueva milicia religiosa que, más de una vez, encontraba Oposición en el mismo seno de la Iglesia ( fueron necesarias dos bulas pontificias para condenar los celos y la oposición hacia el Temple). El trigo siempre estuvo mezclado con la cizaña
Como si con los bienes donados tuviesen para poco, también el Temple comenzó a recibir depósitos de particulares, convirtiéndose asi en una de las primeras organizaciones bancarias de occidente; en efecto, era corriente en aquella época, que el pueblo confiase sus bienes a las iglesias o abadías para beneficiarse de la <Paz de Dios> (los territorios sagrados de garantías análogamente a lo que sucede hoy con nuestras embajadas). El Temple, era el lugar ideal: religiosos, guerreros, y esparcidos por todo el orbe cristiano, permitía tanto a los cruzados como a quienes quisiesen utilizar sus prestaciones, el depósito en Francia para retirarlo en Tierra Santa o Portugal a cambio de un certificado: era una verdadera tarjeta de crédito medieval
Ahora bien, el lector podrá preguntarse: <cómo pudo ser que una orden tan floreciente, tan popular y constituida por la flor de la nobleza cristiana, haya podido sucumbir y hasta ser denigrada al punto de transformarse en una verdadera leyenda negra?>, Veámoslo resumidamente, pues como bien señala Régine Pernoud, <paradójicamente, esta fase terminal de la historia de la orden del Temple ha sido mucho mejor estudiada que sus doscientos años de existencia>, La impericia de los principes católicos que no supieron mantenerse unidos en una política pro Tierra Santa, hizo que las victorias musulmanas comenzasen a minar la presencia cristiana en medio oriente. El último bastión en perderse sería la hermosa fortaleza de San Juan de Acre, situada al noroeste de Nazaret (1291); con ella la epopeya de los cruzados moriría para siempre. Fueron los templarios, entre otros, los que resistieron a más no poder en aquella triste derrota. Y fue ella misma la que marcaría su ocaso
Mientras tanto en Francia, el rey Felipe el Hermoso (a quien los templarios habían apoyado frente a una disputa con el papa Bonifacio VIII por cuestiones políticas) y especialmente su canciller, el turbio Guillermo de Nogaretlsol veian con codicia los bienes del Temple y pergeñaban una jugada traicionera Poco tiempo atrás Para beneficio propio, habían decretado, por seguridad el traslado de los tesoros del Temple a las dependencias reales del Louvrellal, Se sabe con certeza que, el viernes 13 de octubre de 1307 al alba, todos los Templarios de Francia fueron mandados arrestar por orden del rey. ¿Qué había pasado? Quién lo hubiera imaginado apenas la víspera del día anterior, cuando el maestre de la orden, Jacobo de Molay, habia acompañado al mismo rey a los funerales de su cuñada? El arresto masivo y super-secreto, el mismo día y a la misma hora en más de tres mil encomiendas de Francia, representó para la historia judicial, como observa Lévis- Mirepoix, <una de las operaciones policiales más extraordinarias de todos los tiempos>, Para lograr el cometido sin recibir la rebelión de los monjes-caballeros, fue minuciosamente preparada desde un mes antes (el 14 de septiembre de 1307) por medio de varias cartas selladas dirigidas a los jueces y senescales, con recomendación de no abrirlas hasta un día determinado, donde se mandaba detener <a todos los hermanos de dicha orden, sin excepción alguna; tenerlos prisioneros en espera del juicio de la Iglesia, y confiscar sus bienes muebles e inmuebles>
Fue el nombrado canciller, Guillermo de Nogaret, hijo de cátaros y muy cercano a esta herejía, quien dispuso la detención con innegables fines económicos y políticos. No queria <un estado dentro de otro estado> y deseaba los bienes de la orden. Además, se había encargado de diseminar la calumnia acerca de la <cobardía> de los templarios en las últimas batallas de Tierra Santa. La estrategia, que tenía Francia como la principal beneficiaria (en España, Inglaterra, Portugal, etc., casi que ni tocaron los bienes del Temple), habia sido realmente bien pensada, pues la debilidad del Papado de Clemente V, el primer <Papa de Aviñón>, hacia que las quejas de Roma ante este fraude judicial, no se escuchasen demasiado
No es éste el lugar donde relatar el complejo y apasionante proceso al que fueron sometidos los templarios; sólo digamos los puntos principales. Las órdenes de arresto en contra de los religiosos se basaron en una certeza tan incierta como la siguiente: un nativo de Béziers (Francia) habia entregado al confesor del rey, ciertas <presunciones y violentas sospechas> contra la orden, luego de haber oido la declaración de un templario prisionero… así comenzaría todo Luego, a raiz de las detenciones y declaraciones recogidas bajo tortura (cosa completamente ilicita en los procesos judiciales y, como lo ha probado la ciencia experimental, innecesaria, pues hasta puede mentirse involuntariamente para terminar con el tormento) se acusaría a los templarios de: ritos obscenos blasfemias, sodomía, secretos en el Capítulo, idolatría, ceremonias de admisión ocultistas, escupir sobre el crucifijo, adorar una estatuilla a la que llaman Bafomet, etc., etc., etc.
Tampoco es aquí donde podríamos analizar y refutar las acusaciones, pero veamos al menos sólo dos de ellas: en primer lugar, aquella famosa y que ha traido tanta cola del <secreto de los Capítulos templarios>. En toda orden o congregación religiosa, el Capítulo es la reunión semanal o mensual donde, además de tratarse de asuntos internos de la comunidad, se realizan normalmente los <capítulos de faltas>, es decir, la confesión pública y voluntaria de los pecados de parte de los religiosos; de alli que, todo lo conversado en él, goce de un sigilo cuasi sacramental. Ahora bien, se acusaba a los templarios de callar lo oido en ellos, creándose toda suerte de fantasías y bagatelas
En segundo lugar, la gravísima acusación de sodomía (ya vimos cómo estaba condenada por las reglas internas); se los acusaba de este pecado (y delito en la Edad Media) pues, como se leía en sus reglamentos para la admisión de un nuevo miembro, <tras una oración dicha por el capellán, y el salmo de admisión habitual (salmo 132), el maestre, o su representante, hace levantar al hermano y lo besa en los labios, así como el capellán>. Este beso de admisión, común hoy en algunas culturas como la rusa, era completamente normal en las ceremonias de la época feudal; basta con leer el Cantar de Mio Cid, contemporáneo de la época, para no escandalizarse al leer que el héroe español besa en los labios al rey Don Alfonso!, Nada tenía pues de impudicia o sodomía,
Los procesos hicieron que, entre el 19 de octubre y el 24 de noviembre de 1307, ciento treinta y ocho templarios fueran torturados <en caso de necesidad> por los oficiales del rey y conforme a las instrucciones de las cartas selladas (treinta y seis de ellos morirían en las sesiones por no reconocer los crímenes que se les imputaban). Luego de ello, pasaron al interrogatorio en manos del inquisidor Guillermo de Paris, intimo del rey y traidor del verdadero espíritu de la Inquisición. Todo esto llevó a que, en el entretanto, el papa Clemente V dirigiese una carta de protesta a Felipe el Hermoso: <habéis extendido la mano sobre las personas y los bienes de los Templarios, habéis llegado a encarcelarlos.. Habéis añadido a la aflicción del cautiverio otra aflicción que, por pudor por la Iglesia por nos, consideramos a propósito silenciar>, es decir, la tortura; sin embargo no se impuso para que el inicuo juicio se suspendiera
El Papa intentará sustraer a los templarios de la jurisdicción real, redactando la bula Pastoralis praeeminentiae (22/11/1307) donde no sólo ordenará arrestar a los templarios sino llevar adelante un proceso eclesiástico en su contra. Si bien ello agradará a Felipe el Hermoso y a Nogaret, ante sus quejas, lograrán mantener la custodia de los detenidos bajo jurisdicción real y el proceso bajo la égida del inquisidor Guillermo de París; es decir, todo quedaba igual o peor pues ahora todo se haría <en nombre de la Iglesia>. Algo análogo pasaría cien años después con el proceso de Santa Juana de Arco. Tal era la dureza de los interrogatorios y de las torturas que el mismo comendador de Payns en Champaña aseguraba en su proceso que <si fuera torturado una vez más, renegaría del todo lo dicho, y diría todo lo que le pidieran, Toda defensa era en vano, pues se aplicaba el derecho del enemigo. Como sea, los Templarios intentaron organizarla redactando una declaración que aún se conserva y que constituye un alegato elocuente:
Si los hermanos del Temple han dicho, dicen o dijeren, mientras estén en prisión, alguna cosa a su cargo, O a cargo de la orden del Temple ello no perjudica a dicha orden, pues es sabido que han hablado o que hablarán obligados o impelidos o corruptos por los ruegos, el dinero o el temor (…). (Y agregaban que muchos) como mártires de Cristo, murieron en la tortura por mantener la verdad .
Ninguno de los testigos que se ofrecían como defensa era escuchados; el aparato judicial comenzó a tener sus efectos, pues los que se arrepentian bajo tortura, eran liberados con una leve condena; pero con los <pertinaces> se era inflexible.
El 11 de mayo de 1310, un concilio provincial se reunió en Sens para condenar a muerte a cincuenta y cuatro templarios como herejes reincidentes en sus faltas (habian confesado sus <crímenes> bajo tortura, pero después de recuperarse, las habían negado nuevamente); la hoguera se preparó en las afueras de París donde todos murieron proclamando su inocencia, y con cristiana resignación.
Al ver que las condenas se sucedían sin demora, el Papa Clemente V, tomó una decisión definitiva y, ni bien abierto el Concilio de Viena (16/10/1311), suprimió la orden a perpetuidad por medio de la bula Vox in excelso sin pronunciar sentencia, como narra Fralel
Quedaría aún el martirio de los más notables del Temple, tres años después y por orden del rey de Francia. Así lo relata Régine Pernoud:
El 18 de Marzo de 1314 (..) en la plaza de Notre-Dame de París se preparó un cadalso. Se mandó comparecer a los cuatro dignatarios: Jacobo de Molay, maestre de la orden, Hugo de Pairaud, visitador de Francia, Godofredo de Charnay, preceptor de Normandía, y Godofredo de Gonneville preceptor de Poitou y Aquitania. Los tres cardenales, junto con el arzobispo de Sens, Felipe de Marigny, enunciaron la sentencia definitiva, que los condenaba a prisión perpetua. Faltaban dos personajes: Guillermo de Nógaret y Guillermo de Plaisians, muertos ambos el año anterior (…). Cuando se enunció la sentencia, Jacobo de Molay y Godofredo de Charnay se pusieron en pie. Solemnemente, ante la multitud reunida, protestaron, declarando que su único pecado habia sido el de prestarse a falsas confesiones para salvar sus vidas. La orden era santa, la Regla del Temple era santa, justa y católica. No habían cometido las herejías y pecados que se les atribuía. El mismo día, se preparó una hoguera cerca del jardín de palacio, en las inmediaciones del Pont-Neuf, aproximadamente en el lugar en que hoy en dia se encuentra la estatua del rey Enrique V. Ambos condenados subieron a ella esa noche. Pidieron mirar hacia Notre-Dame, clamaron una vez más su inocencia y, ante la multitud sobrecogida de estupor, murieron con la más serena entereza
El caso de los templarios ha servido, como veiamos al inicio, para infinitos fines; con él se puede (y de hecho asi se hizo) acusar a la Iglesia tanto de ocultismo mágico como de fundamentalismo religioso, de torturas calumniosas o de traiciones probadas. No se puede negar que hubo, en el caso de los procesos, una indigna participación de ciertos integrantes de la Iglesia jerárquica, Ello no invalida la santidad de la Iglesia en cuanto Esposa de Cristo, santidad que le viene por su Fundador y no por todos y cada uno de sus miembros. Pero en todo caso, esa indignidad queda ampliamente opacada cuando se estudia con seriedad la gallardía y nobleza de aquellos a los cuales San Bernardo no sabía si llamar monjes o caballeros; o más bien las dos cosas.
Ni ocultismos ni los pitufos, entonces.
Haciendo del Temple un mito, se ha perdido lo que realmente fue: una milicia armada al servicio de la verdad desarmada; un vivir y morir por Cristo y el prójimo bajo las leyes perennes de la Iglesia. No duendes, entonces: gigantes
*Uno de sus poderosos donantes fue en España, Ramón Berenguer IIl, apodado el Grande (1082-1131), que tomó el hábito militar y pronunció sus votos religiosos sin abandonar el gobierno de sus estados. Su vez, poco antes de morir, Alfonso el Batallador (1073-1134), hizo testamento por medio del cual nombraba herederos de todos sus estados a los caballeros templarios, a los hospitalarios y otros más, pero los aragoneses y navarros no toleraron la decisión, por lo que, para evitar problemas, las órdenes religiosas decidieron ceder sus pretendidos derechos
*Guillermo Nogaret estaba excomulgado por haber sido el autor de lo que se conoce como <la bofetada de Anagni>: uno de sus siervos, Sciarra Colonna, abofeteó en dicha ciudad al anciano Papa Bonifacio VIII Nogaret hizo detener al Papa que, dada su avanzada edad terminó falleciendo en 1303.
*El traslado de los bienes en manos ahora de Felipe el Hermoso a Louvre puede explicar perfectamente la necesidad del rey de deshacerse de los templarios, amén de los bienes inmuebles que expropiaría a lo largo y ancho de Francia
*Felipe el Hermoso dirigió a los príncipes y prelados de la Cristiandad unas cartas instándoles a imitarlo y a arrestar a los Templarios que se encontraran en sus Estados. Fuera del territorio francés, la mayoría contestó que el asunto, por ser un tema religioso era competencia del Papa. En cuanto al rey de Inglaterra, Eduardo II (yerno de Felipe el Hermoso), escribió a su vez a los reyes de Portugal, Castilla, Aragón y Sicilia advirtiendo que las acusaciones estaban dictadas por la calumnia y la codicia
*Los setenta años en que el papado residió en Aviñón, y no en Roma, estuvo a cargo de pontífices franceses pero <no todos los papas de aquella época fueron tan débiles como Clemente V> (LUDOVICO PAsTOR, Historia de los papas, t. 1, Gustavo Gili, Barcelona 1910, 186)
Cantar de Mio Cid, nn. 2037-2040: <Merced que yo lo recibo, Alfonso mi señor / lo agradezco al Dios del cielo y después a vos / y a estas mesnadas que están alderredor. / De rodillas hincado las manos le besó, / se puso de pie y en la boca le saludó
*Sobre Felipe el hermoso, el Dante irá más allá al acusarlo de haber transado con los poderes de este mundo, colocándolo en Infierno de los simoníacos (Cfr. Dante Alighieri, Divina comedia, c. XIX, n. 84)
*La estudiosa e investigadora de los Archivos secretos vaticanos, Barbara Frale, ha afirmado a raíz de sus pesquisas bibliográficas que los templarios <de ningún modo se habían convertido en herejes y el proceso fue en definitiva un medio para apropiarse de su patrimonio (…). El pontífice suprimió la orden sin pronunciar una sentencia (…) y en el Concilio de Vienne de 1312 pidió que se declarara en las actas que el proceso no había aportado pruebas contrarias de herejía contra ellos> ( Barbara Frale, <I Templari non furono eretici>, Osservatore romano, 21 agosto 2008)
Bulas Dilecti filii nostri y Cum dilectis filiis (1198-1212)
RÉGINE PerNOUD, op. cit., 101
