Sobre la santidad de la Iglesia recordaba la Comision Teologica Internacional: «Desde el punto de vista teologico, el Vaticano I distingue entre la fidelidad indefectible de la Iglesia y las debilidades de sus miembros, clerigos o laicos, ayer como hoy: por tanto, entre ella, esposa de Cristo sin mancha ni arruga …] santa e inmaculada> (cf. Ef. 5, 27) y sus hijos, pecadores perdonados, llamados a la metanoia permanente, a la renovacion en el Espiritu Santo: La Iglesia, recibiendo en su propio seno a los pecadores, santa al mismo tiempo que necesitada de purificacion constante, busca sin cesar la penitencia y la renovacion». Al respecto, el cardenal Biffi, desde su nota pastoral La autocritica eclesial, dilucida este asunto, tan confuso para algunas personas; La Iglesia, a pesar de ser santa por su incorporacion a Cristo, no se cansa de hacer penitencia Esta reconoce siempre como Propios a los hijos pecadores (Tertio millennio adveniente, 33). Suyos son los hijos, no sus pecados; a pesar de que los pecados de sus hijos merezcan siempre sus lágrimas de madre inmaculada
[…] Esta es la doctrina que he aprendido de san Ambrosio. Para el las heridas de los malos comportamientos no laceran a la Esposa de Cristo, sino a aquellos que los practican: Nonin se sed in nobis Ecclesia vulneratur (De virginitate, 48). Nosotros estamos unidos y pertenecemos al «Cristo total» en cuanto a que somos santos. no en cuanto a que no lo somos: nuestras acciones pecaminosas son, sin lugar a dudas, acciones extraeclesiasticas. Por ello, la Iglesia, a pesar de estar compuesta de pecadores, es siempre santa: Ex maculatis inmaculada (In Lucam I, 17). A buen seguro, a los ojos del mundo esta aparece como pecadora; pero es un destino que tambien le ha tocado a su Esposo: Merito speciem accipit peccatricis quia Christus quoque formam peccatoris Accepit (Ibid., VI, 21) 43. Ya Pablo VI habia afrmado solemnemente que «a Iglesia es santa, aun comprendiendo en su seno a los pecadores, ya que ella no posee otra vida sino la de la gracia …]| Por ello, la Iglesia sufre y hace penitencia por tales pecados, de los cuales tiene, por otra parte, el poder de curar a sus propios hijos con la sangre de Cristo y el don del Espiritu Santo»
Comisión Teológica Internacional, Memoria y Reconciliación: La Iglesia y las culpas del pasado. Cit. integro en página oficial del Vaticano,.
Giacomo Biffi, Christus bodie, EDB, Bolonia, 1995.
Luigi Accattoli, ob., cit. pp.68-69. 44 Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios (30-6-1968) n.
Enchiridion Vaticanum 3, 264
La Inquisición: Un tribunal de misericordia Cristián Rodrigo lturralde
