Una catástrofe pastoral



El sacerdocio: una entrada ontológica en el <si> de Cristo sacerdote
La meditación del papa emérito podría resumirse en pocas palabras: Jesús nos revela en su persona la plenitud del sacerdocio; confiere su pleno sentido a lo que se anunció y quedó esbozadoe en el Antiguo Testamento. El núcleo de esta revelación es muy sencillo. El sacerdote no es solamente aquel que cumple una función sacrificial: es aquel que, a ejemplo de Cristo, se ofrece a si mismo en sacrificio por amor. Benedicto XVI nos muestra con toda claridad y de manera irrefutable que el sacerdocio es un <estado de vida>: <El sacerdote es sustraído a los lazos mundanos y entregado a Dios, y precisamente así, a partir de Dios debe quedar disponible para los otros, para todos>. El celibato sacerdotal es expresión de la voluntad de ponerse a disposición del Señor y de los hombres. El papa Benedicto XVI demuestra que el celibato sacerdotal no es un <suplemento espiritual> bienvenido en la vida del sacerdote. Una vida sacerdotal coherente exige ontológicamente el celibato

En el texto que precede a estas lineas Benedicto XVI muestra cómo el paso del sacerdocio del Antiguo Testamento al sacerdocio del Nuevo Testamento conlleva el paso de una <abstinencia sexual funcional> a una <abstinencia ontológica>. Creo que jamás un papa ha expuesto con tanta fuerza la necesidad del celibato sacerdotal. Debemos meditar las reflexiones de un hombre que se acerca al final de su vida. En una hora tan decisiva nadie toma la palabra a la ligera. Benedicto XVI nos dice también que, dado que el sacerdocio implica la ofrenda del sacrificio de la misa, no permite un vínculo matrimonial. Yo querría subrayar este último aspecto. Para el sacerdote la celebración de la Eucaristia no se reduce solamente a cumplir unos ritos. La celebración de la misa supone entrar con todo el ser a formar parte de la gran donación de Cristo al Padre, en el gran <sí> de Jesús a su Padre: <En tus manos encomiendo mi espiritu (Lc 23 46). El celibato <es un «sí» definitivo, es un dejar que Dios nos tome de la mano abandonarse en las manos del Señor, en su «yo» […] Es precisamente el «sí» definitivo>.

Si reducimos el celibato sacerdotal a una cuestión de disciplina, de adaptación a las costumbres y culturas, separamos el sacerdocio de su fundamento. En este sentido, el celibato sacerdotal es necesario para una visión correcta del sacerdocio. Forma parte del sacerdocio <el ponerse verdaderamente a disposición del Señor con la totalidad del propio ser y estar por eso totalmente a disposición de los hombres. Creo que el celibato es una expresión fundamental de esta totalidad>

BENEDICTO XVI, Misa crismal del jueves santo, 9 de abril de 2009.

BENEDICTO XVI, Diálogo con los sacerdotes en la vigilia en la plaza de San Pedro, 10 de junio de 2010.

BENEDICTO XVI, Discurso al clero de la diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 de agosto de 2008

Desde lo más hondo de nuestros corazones (Mundo y Cristianismo) Sarah, Cardenal Robert

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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