Cinco cosas deben quedar claras sobre la inquisición

Cinco cosas deben quedar claras sobre la inquisición

1. Que Juan Pablo II -junto a renombrados cardenales, incluido el futuro Benedicto XVI- no sólo nunca condenó al Tribunal de la Inquisición, sino que, contrariamente, destacó su carácter generalmente benigno y caritativo, apoyado para ello en evidencia categórica, analizada por un equipo interreligioso durante el Simposio y sus postreras investigaciones.

2. Que los distintos pedidos de perdón o reconocimientos no alcanzan a las doctrinas o instituciones de la Iglesia, sino sólo a aquellos casos particulares en los que se hubieran registrado -y probado- abusos. Por estos hijos pide la Iglesia perdón. Así, en ocasión a los preparativos para el Jubileo del año 2000, expresaba Juan Pablo I: «Para preparar este Gran Jubileo, la Iglesia necesita metanoia es decir, discernir entre las carencias históricas y las negligencias de sus hijos respecto a las exigencias del Evangelio» La Comisión Teologica Internacional a su vez, nos dice: «La Iglesia es invitada a «asumir con conciencia más viva el pecado de sus hijos». Ella «reconoce como suyos a los hijos pecadores», y los anima a «purificarse, en el arrepentimiento, de los errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes»

3. Que el documento de la Comisión Teológica Internacional antes citado que analiza el alcance y gesto del Mea Culpa pontificio- no menciona en ninguna parte, ni da a entender, que aquel pedido de perdón implique una condena hacia el Tribunal de la Inquisición, Aun si lo hubiera hecho -o lo hiciere en el futuro- su interpretación no supondría en forma alguna dogma de fe, pues no es documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, ni, por tanto texto de la Santa Sede ni tampoco del Papa. La misma Comisión precisa que el documento «no es más que el resultado de un grupo de teólogos». Se sabe que ni siquiera el pontifice es infalible cuando se pronuncia en cuestiones que tras cienden al ámbito estrictamente religioso. En materia religiosa, su acto constituye dogma de fe cuando lo hace ex cathedra, esto es, hablando como doctor de todos los cristianos, con todo el peso de su autoridad apostólica, con la firme intención de declarar una doctrina concerniente a la fe o a la moral como verdad inalterable

4. Ergo, ningún valor (mas que su propio juicio) tienen las afirmaciones de teólogos o supuestos «católicos» de prensa diaria como Hans Küng y organizaciones afines.

5. Que la conclusión general del Simposio Internacional sobre la Inquisición fue unánime: la Inquisición fue un tribunal justo. Solo se condenó a muerte (el Estado, no la Inquisición o la Iglesia) al 1.8% de los procesados por herejía, aplicándosele tormento al 2.3%, y eso luego de un juicio justo, dotado de numerosas garantías procesales -únicas en la época- hacia los acusados

Consistorio extraordinario, 13 de junio de 1994, discurso de apertura. Cit. en Luigi Accattoli, ob., cit. p.102

Comisión Teológica Internacional, Memoriay Reconciliación: La Iglesia y las Culpas del Pasado, Madrid, Editorial Biblioteca de Autores Cristianos, 2000, 1, 2. Consultar versión digital en http://www.vatican. va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_con_cfaith_doc_20000307_memory-reconc-itc_sp.html.

*El Papa es infalible en lo doctrinal sólo y únicamente cuando se cumplen estas cuatro condiciones: 1. Cuando habla como Papa, es decir, como Pastor y Doctor de la Iglesia; 2. No basta lo anterior. Tiene que ser enseñando a toda la Iglesia universal; 3. Tampoco basta con esto. Tiene que se haciendo uso de toda su autoridad; 4. E incluso todo lo anterior tampoco basta. Tiene que ser en sentencia última e irrevocable en materia de fe o de costumbres. Por lo tanto, el Papa puede equivocarse cuando habla de política, de medicina, de física, de economía, de historia, etc. En todo menos en asuntos religiosos. Pero incluso también puede errar en asuntos religiosos, si habla de ellos en charlas de sobremesa, o en un paseo con amigos, o discutiendo privadamente de religión.  E incluso cuando habla como Fulano de Tal y expone sus propias teorías personales, aunque fuera en un libro de venta pública puede equivocarse. De hecho, las acusaciones puntuales que pueden hacer los enemigos de Dios señalando algunos casos en los 20 siglos de historia de la Iglesia, carecen de una, dos, tres o las cuatro condiciones. Fuente: Revista Cristiandad (Catholic.net)

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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