Arrancar de raíz al cristianismo



Todo cambió en 1792, con la llegada al trono de Francisco II – úultimo emperador del Sacro Imperio, y 1° de Austria que frenaria la expansión masónica radicalmente: la Gran Logia de Austria se vio obligada a <abatir columnass, suspendiendo su actividad. El nieto de María Teresa se enfrentó a la revolución más decididamente que sus tíos; seguramente a causa del precedente de sus otros tíos, los de Francia, que en aquellos momentos se preparaban ya para el patíbulo. Era el momento de hacer balance de todo un siglo, y prepararse para el próximo tomando nota de los errores cometidos. Lo que no impedirá al emperador, llegado el momento, entregar la mano de una de sus hijas al heredero de la Revolución, el titular de un nuevo imperio – -masónico pero dispuesto a pactar en la cuestión religiosa mientras no afectara a sus intereses que amenazaba a toda Europa: Napoleón Bonaparte. A su caída, precisamente en Viena, se tratará de restaurar lo que quedaba de la tradición europea; hasta donde fuera posible porque ya era tarde; el Antiguo Régimen había muerto; y de aquella tradición, el elemento religioso iría borrándose a golpe de piquetas liberales aun sin lograr arrancar la raíz del Cristianismo; la batalla se planteaba en otros términos. Los papas avisaron a tiempo pero muchos católicos no quisieron oírles

IGLESIA Y MASONERÍA. LAS DOS CIUDADES. Alberto Bárcena

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

Deja un comentario