H. Charles Lea, enemigo encarnizado de la empresa española -a quien sin embargo Menéndez Pelayo destacara cierto esfuerzo – y su obra cargada de prejuicios anticatólicos, aunque moderada en comparación a la del apóstata español. Sobre la obra de Lea advierte el historiador español Bernardino Llorca: «Historia de la Inquisición española aparece en toda Su exposición un prejuicio constante, tan evidente y exagerado contra la Iglesia Católica y la Inquisición, que quita todo valor a su obra [..] el truncar los documentos; el interpretarlos conforme a su idea preconcebida; el torcer su significado: éstas y semejantes características de la exposición de Lea, son suficientes para desacreditarla de una manera definitiva. Así opinan, por ejemplo, Pablo M. Baumgarten y el protestante Haebel. Haebel, protestante, señala que el ensayo de Lea apunta a «echar en cara a la Inquisición el más voluminoso registro de crímenes que sea posible»
Haebler, Die Werke Von C. H. Lea und verwandte bucher, Munster, 1908/ Baumgarten, Historia Zeitsch, 100 (1908), 598 y s. Cit. en Bernardino Llorca, La Inquisición española, Editorial Labor, Madrid, 1946, p.11. Agrega Llorca (ob. cit., p.9) sobre Lea y Llorente: «La razón es, por las circunstancias particulares que en ellos concurren, por las cuales, en ellos se basan y ellos acuden casi todos los que hoy piensan y escriben sobre la Inquisición. Y sin embargo debemos afirmar, a fuerza de críticos y con la mayor serenidad de hombres de ciencia, que abominamos el espíritu tendencioso que empapa los escritos de estos hombres, y por consiguiente los rechazamos por no merecer históricamente ninguna fe. Dice de Llorente Caro Baroja: «En 1808 abrazo la causa francesa de modo inequívoco», en El Inquisidor otras vidas por oficio, Alianza Editorial, Madrid, 2006, p.47. Con respecto a la obra del apostata español, la califica como «frio y seco producto de la cabeza dieciochesca de un antiguo empleado del Santo Oficio». Refiriéndose al trabajo de Charles Lea dice que cuenta con «un aparato crítico más aparente que real», condenando por igual aquellas «interpretaciones marxistas de la Inquisición», a mediados del siglo xx. Dice el historiador protestante Haebler que el ensayo de Lea apunta a «echar en cara a la Inquisición el más voluminoso registro de crimenes que sea posible», y dado que ya «no podían mantenerse en la forma acostumbrada hasta el presente todos aquellos reproches de crueldad, ansia de persecución y opresión de la inteligencia, se han acumulado otra inmensa serie de pequeñas incidencias para ratificar aquellos puntos de vista \[.), con objeto de representar la imagen de la Inquisición lo más repugnante posible». Cit. en Palacio Atard, ob. cit. p.8
En Palacio Atard, Razón de la Inquisición, Publicaciones españolas, Madrid, 1954, p.8.
