La deriva a izquierda en la Acción Católica está inseparablemente ligada a dos pensadores franceses: Jacques Maritain y Emmanuel Mounier. Ateo en su juventud, Maritain se convirtió al catolicismo en 1906. Inicialmente de derechas, a partir de 1930 pasó a defender el socialismo democrático, Mentor flosófico de la Acción Católica en todo el mundo, incluso en Perú, Maritain indujo a generaciones enteras de laicos a aceptar posiciones de izquierda Para entender cabalmente su pensamiento, es necesario considerar brevemente el contexto en el cual nace y se desarrolla
Como natural reacción de defensa ante la creciente secularización de la sociedad, vastos sectores de la opinión pública habían comenzado a mirar con simpatía la civilización cristiana medieval, anhelando su restauración. Frente a estos procesos opuestos — la creciente secularización de la sociedad y el renacer del ideal de cristiandad dos corrientes se formaron en la Iglesia. Mientras una, fiel a la tradición, quería la restauración de la civilización cristiana, aquella progresista queria al contrario conformar la Iglesia al mundo secularizado. El dilema se agudiza particularmente con la fundación de la Acción Católica, cuyo fin era precisamente modelar la sociedad según el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. El cuadro histórico parecia particularmente propicio para la empresa. El crack de 1929 había hecho pedazos el optimismo reinante, abriendo muchos corazones a soluciones alternativas. Describiendo el ambiente en el que nació la Acción Católica, Plinio Corrêa de Oliveira, entonces presidente de la Junta Arquidiocesana en São Paulo, Brasil, escribió: «Náufragos de la catástrofe, los hombres buscaban aferrarse al primer pedazo de madera que flotase. (…) La Acción Católica se presentaba como el único medio de salvación»
¿Cuál partido tomaría la Acción Católica? En el surco de San Pio X – cuyo lema era precisamente Restaurar todo en Cristo – Pio XI indicaba el camino de la restauración. De otro lado, fuerzas poderosas apuntaban en dirección opuesta Jacques Maritain les ofrecerá una justificación doctrinal, especialmente en su libro Humanismo Integral, Hábil polemista, Maritain tomó como lema la palabra que definía la posición tradicionalista, «Cristiandad» cargándola empero de nuevos contenidos. Hablando de cristiandad, él no se refería a aquella medieval, sino a una «Nueva Cristiandad»
Maritain parte de un hecho innegable: históricamente, la cristiandad medieval ha acabado, y por lo tanto cualquier intento de restaurarla es utópico. Tomando como premisa «la sustancial irreversibilidad del proceso histórico», el pensador francés declara que «una experiencia ya realizada no puede ser más recomenzada». Aún criticando el materialismo de la modernidad, sostiene sin embargo que «toda gran experiencia de la humanidad, aunque acabe en el error, es orientada por la atracción de un cierto bien». De ahí concluye: «Es imposible concebir que los sufrimientos y las experiencias de la edad moderna hayan sido inútiles» Debemos pues sacar ventajas de tales «experiencias»: «Esta edad, lo hemos dicho, ha buscado la rehabilitación de la criatura, la ha buscado por caminos malos, pero nosotros debemos reconocer y salvar la verdad que en ellos se escondía, prisionera»
¿Cuál sería esa «verdad escondida en la modernidad revolucionaria, que el católico debería «reconocer y salvar»?
Maritain condena sin reserva el sistema de mercado libre: «El proceso del capitalismo ha sido ya hecho». Acusando al capitalismo de «esconder un desorden radical», Maritain lo compara a un pecado capital: «La energia que estimula y sostiene esta economía es progresivamente como un pecado capital». Concluye proponiendo «la liquidación del hombre burgués». En un ambiente saturado de propaganda socialista, este modo de pensar no podía sino consolidar el desvio a izquierda en vastos sectores de la Acción Católica. Mientras transformaba los católicos en anticapitalistas militantes, Maritain les abría el corazón a las lisonjas de la utopía socialista
Frente al socialismo, Maritain muestra una actitud exactamente opuesta. Aún reconociéndole ciertos errores, para Maritain el impulso fundamental del socialismo es bueno: «El socialismo ha sido en el siglo XIX una protesta de la conciencia humana y de sus instintos más generosos contra males que clamaban al cielo. Era por cierto una gran obra la de instruir el proceso a la civilización capitalista. [El socialismo] han conducido una lucha áspera y dificil, en la cual se han desplegado incontables sacrificios, y de la más conmovedora calidad humana: los sacrificios de los pobres. Ha amado a los pobres»
El lirismo socialista de Maritain se extiende al comunismo soviético: «Por primera vez en la historia, escribía recientemente Máximo Gorki a propósito del comunismo soviético, el verdadero amor al hombre es organizado como una fuerza creadora y se pone como fin la emancipación de miles de trabajadores. Nosotros creemos en la profunda sinceridad de las palabras de Gorki»
Emmanuel Mounier no tenía el quilate doctrinal de Maritain. Su pensamiento, llamado «personalismo», es confuso y poco sistemático. De 1932 a 1947 dirigió la revista «Esprit», órgano de la izquierda católica en Francia, que se definía «una revista para la nueva generación, para la profundización de los valores espirituales y la búsqueda de las revoluciones temporales que ellos imponen». Fue Mounier quien acuñó el término «católico comprometido» para indicar el católico implicado en las revoluciones en el campo temporal. Antes que malgastar tiempo buscando la fórmula doctrinal justa para reconciliar la Iglesia con el socialismo, Mounier sostenía que un católico debería dar esto por descontado y «comprometerse» en las luchas por el nacimiento de la «civilización del futuro» que él naturalmente identificaba con el socialismo. Sobre este punto Mounier era muy claro: «El socialismo es la gran esperanza de la humanidad. (..) Es una fuerza política nueva que hoy exige la construcción de un auténtico régimen socialista»
Plinio CORRÊA DE OLIVEIRA, Em defesa da Ação Católica, Ave Maria, San Pablo 1943, p. 15
Jacques MARITAIN, Humanisme intégrale, Aubier, Paris 1936
*En su libro Teologia de la liberación, Gustavo Gutiérrez explica que el concepto de «Nueva Cristiandad» fue un punto esencial para el desarrollo de la Tdl
Emmanuel MOUNIER, in «Esprit», diciembre 1947, cit. in Jean-François KESLER, De la gauche dissidente au nouveau Parti socialiste, Les minorités qui ont rénové le P.S., Bibliotèque Historique Privat, Toulouse 1990, p. 140
