El que habla mucho, tendrá que oir mucho también



Siendo, pues, que somos una porción especial de un Dios santo, haga mos todas las cosas como corresponde a la santidad, abandonando las malas palabras, intereses impuros y abominables, borracheras y tumultos y concu- piscencias detestables, adulterio abominable, orgullo despreciable; porque Dios (dice la Escritura) resiste al orgulloso y da gracia al humilde (Pr. 3, 34; St. 4, 6; 1P. 5, 5). Por tanto mantengámonos unidos a aquellos a quienes Dios da gracia Vistámonos según corresponde, siendo humildes de corazón y templados, apar tándonos de murmuraciones y habladurías ociosas, siendo justificados por las obras y no por las palabras. Porque Él dice: El que habla mucho, tendrá que oir mucho también. įCree que es justo el que habla mucho? Bienaventurado es el nacido de mujer que vive corto tiempo. No seas abundante en palabras. (Job 11, 2-3) Que nuestra alabanza sea de Dios, no de nosotros mismos; porque Dios aborrece a los que se alaban a sí mismos. Que el testimonio de que obramos bien lo den los otros, como fue dado de nuestros padres que eran justos. El atrevimiento, la arrogancia y la audacia son para los que son malditos de Dios; pero la paciencia y la humildad y la bondad convienen a los que son benditos de Dios

Clemente de Roma, Epistola a los Corintios
Padres Apostólicos Siglo I

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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