Así es que cuando decimos «Hágase tu voluntad», oramos Por nuestro cumplimiento de los mandatos de Dios. Ahora bien, esta voluntad de Dios se cumple en los justos, pero aún no en los pecadores. A los justos se les designa por el cielo; a los pecadores, por la tierra.
Así es que pedimos que se haga la voluntad de Dios «asi en la tierra», o sea, en los pecadores, «como en el cielo», esto es, en los justos,
Mas debemos observar que por el modo de hablar se nos revela la doctrina. En efecto, no dice Haz, ni tampoco Hagamos, sino que dice: «Hágase tu voluntad», porque dos cosas son necesarias para la vida eterna, a saber, la gracia de Dios y la voluntad del hombre, pues aunque Dios haya hecho al hombre sin el hombre, sin embargo no lo justifica sin él. San Agustin dice en su Comentario sobre San Juan: «Quien te creó sin ti no te justificará sin ti», porque Él quiere que el hombre coopere. Zacarías 1, 3: «Convertios a mí y Yo me convertiré a vosotros». Y el apóstol Pablo, 1 Corintios 15, 10: «Por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí»
Así es que no presumas de ti mismo, sino que confia en la gracia de Dios, ni tampoco te descuides sino que pon tu esfuerzo. Por lo cual no se dice «Que hagamos», para que no parezca que nada tiene que hacer la gracia de Dios; ni tampoco se dice «Haz», para que no parezca que nada tienen que hacer nuestra voluntad y nuestro esfuerzo; sino que se dice «Hágase» por la gracia de Dios, a la que se agrega nuestro cuidado y nuestro esfuerzo
Comentarios sobre el Padre Nuestro y los Diez Mandamientos. Santo Tomás de Aquino
