Hacia un sacerdocio radicalmente evangélico



El sacerdocio atraviesa una crisis. Algunos escándalos abominables han desfigurado su rostro e inquietado a muchos sacerdotes de todo el mundo,. En el seno de la Iglesia, sin embargo, las crisis se han superado siempre regresando a la radicalidad del Evangelio, y no adoptando criterios mundanos El celibato es un escándalo para el mundo. Y nosotros estamos tentados de apagarlo. No obstante, como afirmaba Juan Pablo II, hay que volver a descubrir que <El Espíritu, consagrando al sacerdote y configurándolo con Jesucristo, Cabeza y Pastor, crea una relación que, en el ser mismo del sacerdote, requiere ser asimilada y vivida de manera personal, esto es, consciente y libre, mediante una comunión de vida y amor cada vez más rica, y una participación cada vez más amplia y radical de los sentimientos y actitudes de Jesucristo. En esta relación entre el Señor Jesús y el sacerdote – relación ontológica y psicológica, sacramental y moralestá el fundamento y a la vez la fuerza para aquella «vida segun el Espíritu» y para aquel «radicalismo evangélico» al que está llamado todo sacerdote>

La crisis del sacerdocio no se resolverá mitigando el celibato. Yo, por mi parte, estoy convencido de que el futuro del sacerdocio reside en la radicalidad evangélica. Los sacerdotes deben vivir el celibato y cierta pobreza. A ellos son llamados de un modo particular. El celibato, la pobreza y la fraternidad vividos por los sacerdotes en la obediencia no son solo medios de santificación personal, sino que se convierten en signos e instrumentos de una vida específicamente sacerdotal: <El sacerdote está llamado a vivir los consejos evangélicos según el estilo, es más, según las finalidades […] que nacen de la identidad propia del presbítero y la expresan>. La lógica del despojamiento inducida por el celibato debe llegar a la obediencia y la renuncia en la pobreza. <Sin ese despojarse de todas nuestras posesiones no hay sacerdocio. La llamada al seguimiento de Cristo no es posible sin ese gesto de libertad y de renuncia ante cualquier compromiso>

Una noción plena del sacerdocio incluye una vida acorde con los consejos evangélicos. Creo que ha llegado el momento de que los obispos tomen medidas concretas para proponer a sus sacerdotes esa vida <plenamente sacerdotal>, esa vida común en la oración, la pobreza, el celibato y la obediencia. Cuanto más vivan los sacerdotes la radicalidad evangélica, más coherentes serán su identidad y su vida diaria. Hay pendiente una tarea de reforma, es decir, de volver a los orígenes. No estoy confundiendo la vida sacerdotal y la vida religiosa. Pero sí afirmo solemnemente que el sacerdocio es un estado de vida que implica una existencia auténticamente entregada y consagrada,
Una vida según el mundo solo puede provocar en el alma sacerdotal un sentimiento de incoherencia, de falta de plenitud y de desmembramiento. <Nadie puede servir a dos señores> (Mt 6, 24).

Queridos hermanos sacerdotes, permitid que os hable directamente a vosotros. LOS escándalos sexuales estallan a un ritmo regular y las redes sociales los amplifican sobradamente. Nos llenan de vergüenza porque cuestionan directamente nuestra promesa de celibato a ejemplo de Cristo. Quién puede tolerar que algunos de nuestros hermanos hayan profanado la inocencia sagrada de los niños? Qué fecundidad misionera se puede esperar si se cometen en secreto semejantes atrocidades? Esto acrecienta nuestro sufrimiento y nuestra soledad Unos vivís sobrecargados de trabajo. Otros celebráis en iglesias vacías. A todos os quiero recordar: la experiencia de la Cruz manifiesta la verdad de nuestra vida. Cuando proclamáis la verdad de Dios subís a la Cruz. Sin vosotros la humanidad sería menos grandiosa y menos hermosa. Sois el baluarte vivo de la verdad, porque habéis aceptado amarla hasta la Cruz. No defendéis una verdad abstracta ni la de un partido. Habéis decidido sufrir por amor a Jesucristo. Todos vosotros, los sacerdotes escondidos y olvidados, a quienes la sociedad a veces desprecia; vosotros, los que sois fieles a las promesas de vuestra ordenación, hacéis que tiemblen los poderes del mundo. Les recordáis que no hay nada que se resista a la fuerza de la entrega de vuestra vida por la verdad. El Principe de la mentira no puede soportar vuestra presencia El celibato revela la esencia misma del sacerdocio cristiano. Hablar de él como de una realidad secundaria es una ofensa para todos los sacerdotes del mundo. Estoy íntimamente convencido de que la relativización del celibato sacerdotal equivale a reducir el sacerdocio a una mera función, cuando en realidad el presbiterado no es una función, sino un estado de vida

JUAN PABLO II, Pastores dabo vobis, no 72

JOSEPH RATZINGER, El camino pascual, Madrid, BAC, 2005, p. 183

Desde lo más hondo de nuestros corazones (Mundo y Cristianismo) Sarah, Cardenal Robert

La naturaleza del estado sacerdotal no exige la profesión de los consejos evangélicos, sino una vida acorde con esos consejos. Los religiosos, en virtud de su estado, se consagran mediante la profesión de votos para convertirse en signos proféticos de la radicalidad evangélica dentro de la Iglesia (cfr. Lumen gen- tium, 44; Pío XII. Alocución Annus Sacer, 8 de diciembre de 1950).

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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