Leí con gran interés



con gran placer y con gran provecho la obra del profesor Plinio Corrêa de Oliveira, en el ejemplar castellano que me fue dedicado con expresiones de gran afecto y simpatía, por lo cual estoy muy agradecido.

Revolución y Contrarrevolución es una obra magistral, cuyas enseñanzas deberían difundirse hasta que penetren en la conciencia de todos los que se sienten verdaderamente católicos, y yo diría, de todos los hombres de buena voluntad. En ella, estos aprenderían que la única salvación está en Jesucristo y en su Iglesia, y aquellos se sentirían confirmados y fortalecidos en su fe, y advertidos e inmunizados psicológica y espiritualmente contra un proceso astuto que utiliza a muchos de ellos como compañeros de viaje inocentes y útiles.

Su análisis del proceso revolucionario es impresionante y revelador por su realismo y profundo conocimiento de la Historia, desde el final de la decadente Edad Media, que preparó el clima para el Renacimiento paganizante y la Pseudo-Reforma, y éste para la terrible Revolución Francesa y, poco después, el comunismo ateo.

Este análisis histórico no es solo externo, sino que también se explica y revela en sus acciones y reacciones con los elementos que proporciona la psicología humana, tanto individual como colectiva. Sin embargo, es preciso reconocer que alguien dirige esta profunda y sistemática descristianización. Es cierto, sin duda, que el hombre tiende al mal —el orgullo y la sensualidad—, pero si no hubiera alguien que controlara estas tendencias desordenadas y las coordinara hábilmente, probablemente no producirían los resultados de una acción tan constante, hábil y sistemática, mantenida con tenacidad, incluso aprovechando los altibajos causados por la resistencia y la reacción natural de las fuerzas opuestas.

La obra también predice, aunque con cautela en sus pronósticos y a modo de hipótesis, la posible evolución futura de la acción revolucionaria y luego, a su vez, la de la acción contrarrevolucionaria.

El libro contiene numerosas reflexiones y observaciones perspicaces de carácter sociológico, político, psicológico y evolutivo, muchas de las cuales merecen una antología. Muchas de ellas señalan las tácticas inteligentes que favorecen a la Revolución y las que pueden o deben emplearse en el marco de una estrategia contrarrevolucionaria general.

En resumen, me aventuraría a decir que es una obra profética en el mejor sentido de la palabra; además, su contenido debería enseñarse en las altas esferas de la Iglesia, para que al menos las élites tomen conciencia de una realidad aplastante, de la que —creo— no son plenamente conscientes. Esto, entre otras cosas, contribuiría a revelar y desenmascarar a los inocentes y útiles compañeros de viaje, entre los que se encuentran muchos eclesiásticos que, de forma suicida, le hacen el juego al enemigo: este sector de idiotas aliados con la Revolución desaparecería en gran medida. (…)

La segunda parte explica muy bien la naturaleza de la Contrarrevolución y las tácticas valientes y “agresivas” que deben adoptarse, evitando excesos y actitudes inadecuadas o imprudentes.

Ante tales realidades, cabe preguntarse si la Iglesia posee una verdadera «estrategia», como la que existe en la Revolución. Sí, existen muchos elementos, acciones, instituciones… «tácticas»; pero parecen actuar de forma aislada y, a veces, con un espíritu de campanario y contraaltar, sin sentido de unidad. El concepto y la conciencia de llevar a cabo una contrarrevolución podrían unificar e incluso dar un mayor sentido de colaboración en la Iglesia.

Solo puedo felicitar a la Institución TFP por tener un Fundador de la talla y calidad del Prof. Plinio. Preveo para la Institución, y le deseo de todo corazón, un vasto desarrollo y un futuro lleno de éxitos contrarrevolucionarios.

Concluyo diciendo que el espíritu con el que se escribió la obra es muy impresionante: un profundo espíritu cristiano y un apasionado amor por la Iglesia. La obra es un auténtico fruto de la sapientia christiana. También es conmovedor ver en un laico o seglar una devoción tan sincera a la Madre de Jesús y… a la nuestra: una clara señal de predestinación: «Inseguros, como todos, sobre el mañana, elevamos la mirada en actitud de oración al sublime trono de María, Reina del Universo… Que la Virgen acepte, pues, este homenaje filial, tributo de amor y expresión de absoluta confianza en su triunfo» (pp. 137, 139).

Roma, 8 de septiembre de 1993

Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora
P. Anastasio Gutiérrez, CMF

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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