No entiendo por qué llegar al corazón debe asociarse siempre a la idea de moverlo a la compasión o hacerle sentir inquietud. Al corazón tamhic.. puede llegarse por la alegría y el triunfo. Al corazón puede llegarse por el divertimento. Pero todos nuestros dramaturgos son dramaturgos trágicos. Estos últimos escritores de moda son pesimistas hasta la médula, tanto que nunca parecen capaces de imaginar un corazón ocupado en la dicha. Cuando hablan del corazón, siempre hablan del dolor y las decepciones de la vida emocional. Cuando declaran que el corazón de un hombre está en su sitio,
quieren decir, al parecer, que está en sus botas. Nuestras sociedades éticas entienden la camaradería, pero no comprenden la buena camaradería. De manera análoga, nuestros ingeniosos autores entienden qué es una charla, pero no lo que el doctor Johnson llamaba <una buena charla>. Para poder tener, como el doctor Johnson, una buena charla, es del todo necesario ser, como el doctor Johnson, un buen hombre, tener amistad, honor y una ternura sin fondo. Y, sobre todo, es necesario mostrarse abiertamente humano, humano hasta la indecencia, confesar sin tapujos las congojas
y miedos primigenios de Adán. Johnson era un hombre preclaro, lleno de humor, y por eso no le importaba hablar en serio sobre religión. Johnson era un hombre valiente, uno de los más valientes que han existido, y por eso no le importaba admitir ante quien fuera que el miedo a la muerte le
consumía.
HEREJES. G.K. Chesterton
