A diferencia de la voz globalización, que apuntaba sobre todo a un fenomeno de tipo económico, la índole del globalismo es incontrastablemente política. Con esta palabra se quiere indicar la novedad de un régimen político que convierte la totalidad del globo en su teatro de operaciones, y que se consolida mediante la sustracción de la soberanía nacional en favor de entidades supraestatales.
El globalismo se institucionaliza en organizaciones que, por definición, no tienen ni patria, ni territorio ni pueblo.
