La naciente «cuestión social» llamó naturalmente la atención de los católicos liberales. Alineándose con la izquierda del catolicismo social, algunos católicos liberales asumían la esencia de la doctrina marxista. «Después de la última revolución – afirmaba L’Avenir, dieciocho años antes del Manifiesto Comunista – resta sólo la burguesía y el pueblo, la clase que compra el trabajo y la clase que debe venderlo».
A su juicio, tal condición era equivalente a una servidumbre. Luchando por la abolición de la servidumbre en el campo político, a través de la creciente democratización de la sociedad civil,
era natural que los católicos liberales fuesen atraidos por la llamada emancipación del proletariado.
Según L’Avenir, el mal residía precisamente en el sistema capitalista, que produce necesariamente un conflicto de clases. L’Avenir amenazaba a los propietarios con «el’odio implacable de los proletarios que se adensa sobre vuestras cabezas (…) a la espera tan sólo de vosotros bajéis la guardia»
L’Avenir, 19 ottobre 1830, in Ibid. col. 535, s.v. «Liberalisme catholique».
