La relación entre Don Quijote de la Mancha y la pelea contra los molinos de viento es uno de los episodios más famosos y simbólicos de la novela de Miguel de Cervantes.
En este pasaje (que se encuentra en el Capítulo VIII de la Primera Parte), Don Quijote ve unos molinos de viento en el campo y, debido a su locura y su ferviente deseo de vivir como un caballero andante, los confunde con gigantes que debe derrotar para servir a su dama y a la justicia.
* La ilusión frente a la realidad: La aventura ilustra el conflicto central de la obra. Mientras su escudero, Sancho Panza, le advierte repetidamente que son solo molinos de viento, Don Quijote insiste en su fantasía, viéndolos como «desaforados gigantes».
* El ataque y el resultado: Don Quijote arremete lanza en ristre contra uno de los molinos. Una ráfaga de viento mueve el aspa, golpeando al caballero y a su caballo, Rocinante, y lanzándolos por los aires.
* La justificación: Tras el golpe, Don Quijote no reconoce su error, sino que lo atribuye a la obra de un sabio encantador (Frestón), su supuesto enemigo, que habría transformado a los gigantes en molinos para robarle la gloria de la victoria.
En resumen, la pelea contra los molinos de viento es la metáfora de luchar contra enemigos imaginarios o de enfrentar la realidad con una visión distorsionada por el idealismo o la locura. Representa la desconexión del protagonista con el mundo real y su persistencia en el código de caballería andante.
