El Terror como forma política



El asalto al palacio de las Tullerias el 10 de agosto significó en la práctica el final de la monarquía constitucional que había nacido solo un año atrás; un mes después tendrían lugar las <masacres de septiembre>, con las que vio la luz el Terror como forma de gobierno revolucionario; el día 22 de ese mes nació la Primera República francesa. En diciembre, la Convención Nacional juzgó al rey, y en enero del año siguiente lo ejecutó. En los meses siguientes se instaló toda la infraestructura institucional del Terror, compuesta de un Tribunal Revolucionario, un Comité de Salvación Pública y un Comité de Seguridad General, además de una Ley de Sospechosos* y una posterior Ley de Gobierno Revolucionario con la que se instalaba la dictadura revolucionaria. Los jacobinos habían llegado al poder, acabando con todo vestigio de oposición, para acelerar lo que se habia comenzado en 1789.

Ellos y no otros eran ahora los nuevos intérpretes de la voluntad general. En virtud de la dialéctica del despotismo, este novedoso régimen despótico había despertado a la vida en nombre de la <libertad>. El texto de la ejecución de Luis XVI decía:

Ciudadanos: ya no hay tirano. […] Ahora, por encima de todo, necesitamos paz en el interior de la República y la más activa vigilancia de los enemigos interiores de la libertad. Nunca las circunstancias requirieron con tanta urgencia de todos los ciudadanos el sacrificio de sus pasiones y de sus opiniones personales en relación con el acto de justicia,nacional que se acaba de llevar a cabo. La única pasión que puede hoy albergar el pueblo francés es la pasión por la libertad.

*Ley del 17 de septiembre de 1793, que dictamina el arresto in- mediato de toda persona <sospechosa>. En su artículo 2, la ley definia como <sospechosos> a quienes <por su conducta o sus relaciones, ya sea por sus palabras o sus escritos, hayan sido partidarios de la tiranía o del federalismo y enemigos de la libertad>. O sea, en la práctica, todo disidente del nuevo régimen debia ser arrestado

Peter Davies, La Revolución francesa. Una breve introducción [Madrid:
Alianza Editorial, 2019], p. 108. El 5 de septiembre de 1793, la Convención declaraba: <Legisladores, es hora de poner fin a la lucha sin piedad que se viene librando desde 1789 entre, por un lado, los hijos y las hijas de la nación y, por otro lado, aquellos que la han abandonado. Vuestro destino, y el nuestro, están ligados al sólido establecimiento de la República. Debemos destruir a sus enemigos, o ellos nos destruirán a nosotros>

El filósofo del siglo XX Jean-François Lyotard: el regicidio fue el punto de partida de todo el pensamiento francés, cuyo recuerdo sirve como recordatorio de que la modernidad francesa comenzó bajo el signo de un crimen

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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