Para tener igualdad hay que exterminar a los desiguales



El Terror surge como sistema político cuando la misma lógica que se aplicó al rey se extiende a continuación a todos los franceses. El Terror surge cuando nadie está a salvo de ser acusado de «enemigo del pueblo». Y, en la medida en que este aparece como un enemigo de guerra y no como un conciudadano, se le retiran inmediatamente todas las garantías procesales. De repente se ha multiplicado el número de reyes. <Cada gran golpe que descargáis retumba en el trono y en el corazón de todos los reves>, arenga Saint-Just. Cualquier opinión, cualquier actitud, cualquier descuido y hasta cualquier omisión puede convertirlo a uno en <enemigo del pueblo>, o sea, en un componente más de la cada vez más numerosa raza de los reves de este mundo.

Incluso la mera falta de entusiasmo revolucionario lo vuelve a uno sospechoso. Robespierre pide medidas categóricas contra <aquellos que se han señalado por su moderantismo>. Hay que avanzar no solo contra <los nobles> o <los clericales>, sino contra <todos los ciudadanos dudosos>, contra <todos los intrigantes> y <todos los que han dado pruebas de falta de civismo>. El solo hecho de disentir con Robespierre y sus jacobinos implica, por cierto, una falta de civismo: <No hay nadie que
pueda oponerse a estas medidas sin declararse mal ciudadano. Saint-Just quizás lo explique todavía mejor:

«No se puede esperar prosperidad mientras respire el último enemigo de la libertad. Tenéis que castigar no solamente a los traidores, sino hasta a los indiferentes: tenéis que castigar a cualquiera que permanezca pasivo en la República y no haga nada por ella: porque, desde que el pueblo francés ha manifestado su voluntad, todo lo que se le oponga está fuera del soberano; todo lo que está fuera del soberano es enemigo»

Discurso del 3 de marzo de 1 794, reproducido en Saint-Just, La libertad pasó como una tormenta, p. 127
Discurso del 3 de abril de 1793 en la Sociedad de los Amigos de la Libertad y la Igualdad, reproducido en Robespierre, Por la felicidad y por la libertad, p. 186
Discurso del 10 de octubre de 1793 en la Convención, reproducido en Saint-Just, La libertad pasó como una tormenta, pp. 114-115

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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