Conquista

Conquista

Al Descubrimiento siguió la Conquista, que se realizó con una gran rapidez, en unos veinticinco años (1518-1555), y que, como hemnos visto, no fue tanto una conquista de armas, como una conquista de seducción -que las dos acepciones admite el Diccionario-. En contra de lo que quizá pensaban entonces los orgullosos conquistadores hispanos, las Indias no fueron ganadas tanto por la fuerza de las armas, como por la fuerza seductora de lo nuevo y superior.

¿Cómo se explica si no que unos miles de hombres sujetaran a decenas de millones de indios? En La crónica del Perú, hacia 1550, el conquistador Pedro de Cieza se muestra asombrado ante el súbito desvanecimiento del imperio incaico:

<Baste decir que pueblan una provincia, donde hay treinta o cuarenta mil indios, cuarenta o cincuenta cristianos» (cp.119).

¿Cómo entender, si no es por vía de fascinación, que unos pocos miles de europeos, tras un tiempo de armas muy escaso, gobernaran millones y millones de indios, repartidos en territorios inmensos, sin la presencia continua de algo que pudiera llamarse ejército de ocupación? EI número de españoles en América, en la época de la conquista, era ínfimo frente a millones de indios.

En Perú y México se dio la mayor concentración de población hispana. Pues bien, según informa Ortiz de la Tabla, hacia 1560, había en Perú

«unos 8.000 españoles, de los cuales sólo 480 o 500 poseían repartimientos; otros 1.000 disfrutaban de algún cargo de distinta categoría y sueldo, y los demás no tenían qué comer»…

Apenas es posible conocer el número total de los indios de aquella región, pero solamente los indios tributarios eran ya 396.866 (Introd. a Vázquez, F., EI Dorado). Así las cosas, los españoles peruanos pudieron pelearse entre sí, cosa que hicieron con el mayor entusiasmo, pero no hubieran podido sostener una guerra prolongada contra millones de indios.

Unos años después, en la Lima de 1600, según cuenta fray Diego de Ocaña,

«hay en esta ciudad dos compañías de gentiles-hombres muy honrados, la una [50 hombres] es de arcabuces y la otra [100] de lanzas… Estas dos compañías son para guarda del reino y de la ciudad»>, y por lo que se ve lucían sobre todo ern las procesiones (A través cp.18).

Se comprende, pues, que el término «conquista», aunque usado en documentos y crónicas desde un principio, suscitará con el tiempo serias reservas. A mediados del XVI <desaparece cada vez más la palabra y aun la idea de conguista en la fraseología oficial, aunque alguna rara vez se produce de nuevo» (Lopetegui, Historia 87).

Y en la Recopilación de las leyes de Indias, en 1680, la ley 6a insiste en suprimir la palabra «conquista>, y en emplear las de «pacificación» y «población>, ateniéndose así a las ordenanzas de Felipe II y de Sus sucesores.

La conquista no se produjo tanto por las armas, sino más bien, como veíamos, por la fascinación y, al mismo tiempo, por el desfallecimiento de los indios ante la irrupción brusca, ya veces brutal, de un mundo nuevo y superior. El chileno Enrique Zorrilla, en unas páginas admirables, describe este trauma psicológico, que apenas tiene parangón alguno en la historia: <El efecto paralizador producido por la aparición de un puñado de hombres superiores que se en señoreaba del mundo americano, no sería menos que el que produciría hoy la visita sorpresiva a nuestro globo terráqueo de alguna expedición interplanetaria» (Gestación 78)..

Por último, conviene tener en cuenta que, como señala Céspedes del Castillo,

«el más importante y decisivo instrumento de la conquista fueron los mismos aborígenes. Los castellanos reclutaron con facilidad entre ellos a guías, intérpretes, informantes, espías, auxiliares para el transporte y el trabajo, leales consejeros y hasta muy eficaces aliados. Este fue, por ejemplo, el caso de los indios de Tlaxcala y de otras ciudades mexicanas, hartos hasta la saciedad de la brutal opresión de los aztecas. La humana inclinación a hacer de todo una historia de buenos y malos, una situación simplista en blanco y negro, tiende a convertir la conquista en un duelo entre europeos y nativos, cuando en realidad muchos indios consideraron preferible el gobierno de los invasores ala perpetuación de las elites gobernantes prehispånicas, muchas veces rapaces y opresoras (si tal juicio era acertado o erróneo, no hace al caso)>

América hisp. 86

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58166458

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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