Ya por entonces, de la misma manera que hoy, la «razón» requiere una disminución poblacional para aumentar el bienestar de los (que queden) vivos. Y, también de la misma forma que hoy, para esto es
necesario que se lleve a cabo una profunda deshumanización de las víctimas. De repente, una enorme porción del pueblo francés perdía su rostro humano, y con él perdía también su condición humana. Babeuf denuncia que la maquinaria genocida se propuso hacer creer «que los franceses de la Vendée rno eran franceses, que además eran monstruos por no entender lo que era la República», Una carta de Carrier uno de los máximos responsables del genocidio- a la Convención lo dice sin ambages:
«Por principios de humanidad ando purgando la tierra de la libertad de estos monstruos» Sin rostro francés, no hay «derechos del ciudadano»; sin rostro humano, no hay «derechos del hombre». El vendeano queda reducido a un ente monstruoso que merece un rápido exterminio por el bien del pueblo, de la libertad y en nombre del triunfo de la razón y el progreso. Una proclamación de la
Convención Nacional ante el ejército del Oeste, citada por Babeuf, dice: Soldados de la Libertad, es preciso exterminar a todos los bandoleros de la Vendée antes de que finalice el mes de octubre. La salvación de la Patria lo exige, la impaciencia del Pueblo francés lo manda, su valor debe cumplirlo; el reconocimiento nacional os espera para esas fechas,
El discurso político había convertido a los vendeanos en bandoleros (brigands). «Exterminar a todos los bandoleros de la Vendée» significaba, en rigor, exterminar a todos los vendeanos. «¿Y con qué criterios hubiese podido distinguir a un no-bandolero»», se preguntaba Babeuf. La identificación «vendeano = bandolero = monstruo» se había obrado con tal nivel de eficacia que el criterio para identificar a un bandolero era identificar aun vendeano, y proceder a aniquilarlo en su calidad de monstruo.
El mismo Carrier había sostenido: «Yo os puedo afirmar que no ha quedado ni un solo patriota en la Vendée. Todos los habitantes de esta región han tomado parte más o menos activa en esta guerra»
Sáenz, La Revolución Francesa. Cuarta parte: La epopeya de la Vendée, pp. 171-172
