“Por lo tanto, es incumbencia obedecer a los presbíteros que están en la Iglesia: aquellos que, como he demostrado, poseen la sucesión de los apóstoles; aquellos que, junto con la sucesión del episcopado, han recibido el don cierto [o infalible] de la verdad [ charisma veritatis certum], según la voluntad del Padre”.
San Ireneo (Contra las Herejías, libro 4, 26, 2)
