En agosto de 1863 se realiza en Malinas, Bélgica, un Congreso Católico Internacional con fuerte presencia de los sectores liberales. El punto alto de la conferencia fue el discurso proferido por el conde Charles de Montalembert, un verdadero manifiesto del catolicismo liberal.
Según Montalembert, los católicos debían dejar de soñar con la civilización cristiana, y aceptar en cambio las libertades modernas y las instituciones democráticas que las encarnan. Es verdad que la Cristiandad medieval había constituido un orden magnífico, pero estaba muerta y sepultada. En lugar de aferrarse tan en vano a un mundo ya difunto, los católicos deberían aceptar el nuevo orden: “El diluvio democrático está en aumento, y acabará por cubrir todo». Cualquier intento de atajar este diluvio es utópico. Los católicos, concluía Montalembert, deben aceptar «estos hechos y estas realidades», descubriendo en ellas «valores evangélicos». El discurso generó un gran malestar. Durante el congreso mismo diversos prelados, entre los cuales el cardenal Nicholas Wiseman y el representante pontificio P. Mieczyslaw Ledóchowski, advirtieron a Montalembert. El Secretario de Estado de Su Santidad, cardenal Giacomo Antonelli, escribió después una carta al conde en la cual le hacía presente el parecer del Papa: «Los discursos son reprobables por su oposición a las enseñanzas de la Iglesia Católica»
JULIO LOREDO DE IZCUE. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES
Portrait of Charles Forbes, Comte de Montalembert, ordered by the french museum of Versailles castel. This painting has been made after his death.
