Desánimo
Es un mal que se apodera de las almas débiles y enfermizas al no comprobar progresos sensibles en su larga vida de oración. No obstante, también se puede desanimar una persona que padezca de un excesivo optimismo creyéndose más adelantado de lo que en realidad está. Remedios:
Tener la certeza de que “todo desánimo proviene del demonio”[12]. Por eso hay que rechazarlo siempre con vehemencia y constancia.
Exhortarse a sí mismo para emprender la vida de oración con un nuevo entusiasmo.
No hacer depender la oración del estado de ánimo, sino, al contrario, saber que el amor nos exige ser fieles a nuestras prácticas de oración.
