¿No podemos decir que estos santos sufrían los prejuicios de su época, y que, al pasar el tiempo se ha comprendido mejor el espíritu del Evangelio?
Una hipótesis como ésta, es insostenible al menos por siete razones:
1.- Destruye la infabilidad de la lglesia (que habría errado, en materia grave, durante cerca de dos
milenios).
2.- Insulta su maternal mansedumbre (la Iglesia se habría comportado, durante siglos, como una
madre posesiva, como una madrastra).
3.- Arruina su santidad (negando, prácticamente, la acción del Espíritu Santo que purifica a los santos de sus tendencias o de sus concepciones demasiado humanas, les aclara el verdadero
sentido del Evangelio, les da la fuerza y la libertad necesarias para desafiar los prejuicios del siglo).
4.- Desacredita la caridad cristiana (pues la inclinación natural debió haber prohibido violar durante siglos, sin ninguna molestia, uno de los «derechos» fundamentales de la persona humana).
5.- Deforma la historia considerando gratuitamente como un prejuicio más o menos inconsciente e impuesto por la época, lo que era al contrario, en muchos santos, una convicción firme, maduramente reflexionada y solidamente argumentada (san Agustín debatió durante mucho tiempo contra los donatistas partidarios de la libertad religiosa, y ha reflexionado mucho acerca de ésta cuestión; lo mismo los doctores del siglo XIll, de cara a ciertos cataros).
6.- Constituye lo que los ingleses llaman un self-refutating-system. (i Por qué, en efecto, nuestro siglo tendría menos prejuicios que los siglos anteriores? Si entonces los prejuicios ligados a la época han ejercido una presión invencible incluso sobre los papas y los doctores de la lglesia, ipor qué el concilio no infalible Vaticano ll tendría más ventaja liberándose de los prejuicios (liberales) de nuestro tiempo que los santos del pasado de los suyos?
7.- Esta tesis, en fin, concede a los enemigos de la lglesia (donatistas, cataros, humanistas, enciclopedistas, francmasones, etc.) el extravagante privilegio de tener, en este punto, bien penetrado el espíritu del Evangelio mucho más que los doctores católicos. (Voltaire hubiera sido, en este asunto, mejor católico que San Alfonso María de Ligorio y todo el episcopado de la época)
«San Agustin de cara a la libertad religiosa», Le Sel de la terre 16, p. 10-54. (NDRL).
*Un sistema que se auto refuta
