Sexo y trabajo, cadenas del hombre



La escasez hace necesario el trabajo; el trabajo no
es placer, sino represión; el capitalismo generó
abundancia, pero una mala distribución; esa mala
distribución hace todavía, por ende, necesario al
trabajo; si la abundancia fuera bien distribuida
(<de a cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad>) y estuviera eficazmente apoyada por la automatización, el trabajo se tornaría prácticamente prescindible; sin necesidad de trabajar, enormes cantidades de energía libidinal que antes eran desviadas desde los instintos sexuales hacia el trabajo ahora pueden volver al campo de la sexualidad; luego, una revolución socialista y una revolución sexual aparecen como dos caras de un mismo movimiento histórico: una liberación respecto del trabajo (<el reino de la libertad>) una liberación respecto de la tiranía represiva del <principio de la realidad> son parte de lo mismo

Herbert Marcuse. Eros y civilización

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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