Si bien Pío IX ya habia afrontado algunos aspectos de la cuestión social debemos a León XIII la primera gran síntesis de la doctrina social católica. La encíclica Rerum novarum de 1891 es justamente considerada como la piedra angular del magisterio social de la Iglesia, la primera en tratar de manera global los problemas ligados a la cuestión social
Es interesante notar que el Papa comienza denunciado los aspectos tendenciales de la cuestión social antes de abordar los doctrinales. Culpa, de hecho, «al prurito revolucionario que desde hace ya tiempo agita a los pueblos, [y que] era de esperar que el afán de cambiarlo todo llegara un día a derramarse desde el campo de la política al terreno, con él colindante, de la economia.» Luego pasa entonces a condenar el socialismo, definiéndolo como «falso remedio» y «solución inaceptable».
Aunque rechazando los abusos del capitalismo desenfrenado, el Pontífice enseña que la Iglesia aprueba algunos presupuestos de la economía de mercado ya que derivan del orden natural. Sobre la propiedad privada, enseña: «Poseer bienes en privado, según hemos dicho poco antes, es derecho natural del hombre». EL concluye: «Y las leyes civiles, que, cuando son justas, deducen su vigor de esa misma ley natural, confirman y amparan incluso con la fuerza este derecho de que hablamos. Y lo mismo sancionó la autoridad de las leyes divinas». De ello se desprende la libertad de celebrar contratos de trabajo y la libertad de poseer y gestionar empresas económicas. Todo dentro de una concepción jerárquica que comprende «la necesidad de las desigualdades sociales»
En la encíclica Graves de communi, León XIII nuevamente afirmaba: «En Opinión de algunos la llamada cuestión social es solamente económica, siendo por el contrario certísimo, que es principalmente moral y religiosa y por esto ha de resolverse en conformidad con las leyes de la moral y de la religión»
Por desgracia, no faltaron sectores del catolicismo social que leyeron las encíclicas leoninas bajo una luz diversa, iniciando un abuso hermenéutico que será aclarado solo en 1903 por san Pio X. Escribe Gabriele De Rosa: «La Rerum novarum generó mucha perplejidad y resistencias entre los católicos intransigentes dando fuerza a la corriente democrática cristiana, que acabó por poner en minoria a la vieja guardia (…) Todas las corrientes democristianas europeas recibieron impulso por la Rerum novarum, se sintieron reconfortadas en sus acciones tendientes a probar que el sacerdote y el católico militante no estaban del lado del patrón'»
JULIO LOREDO DE IZCUE. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES
